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¿Qué le espera a México después del 2 de junio?

“El mayor peligro de los gobiernos es querer gobernar demasiado”. Conde de Mirabeau

Según la mayoría de las encuestas, la próxima presidenta logrará tener entre el 55 y 60% de votos en el congreso federal, suficiente para para lograr reformas legislativas, sin embargo y afortunadamente, resultará muy difícil que si gana la corcholata oficial, se logre la mayoría calificada a la que aspira el todavía presidente López Obrador para recetarnos sus reformas producto de su empecinamiento.

En materia económica, el futuro gobernante recibirá un gobierno quebrado, con dependencias federales ahorcadas y sin recursos, mientras que las secretarías de Marina y Defensa seguirán gozando de multimillonarios presupuestos para hacer frente a las obras faraónicas del sexenio, las cuales continuarán sangrando al erario, aún después de concluir las obras, como el caso de los millonarios recursos que se requieren para subsidiar el tren maya, o la refinería Dos Bocas, que entrará en funcionamiento hasta dentro de 2 años. El caso de PEMEX es grave, pues a pesar de que se le han inyectado grandes recursos en este sexenio, su operación es deficitaria, sin reducir sus pasivos o abrirse a la exploración en coinversión con la iniciativa privada, para compartir el riesgo.

Otro gran tema es el que tiene que ver con las dádivas y pensiones que este gobierno otorga a adultos mayores, madres solteras, jóvenes ninis, etc.

En enero pasado me referí a un artículo del fallecido Carlos Urzúa, quien fue el primer Secretario de Hacienda de este sexenio, y quién denunció la existencia de más de 600 mil fantasmas que regularmente cobran su pensión de adultos mayores sin estar identificados como fallecidos, duplicados o simplemente que no han llegado a la edad de gozar de esa pensión.

Tan solo estos fantasmas le han ocasionado al erario una fuga de 50 mil millones de pesos durante el sexenio de López Obrador, lo cual es preocupante, pues pone en duda la veracidad de los demás programas sociales como los dedicados a las mujeres jefas de familia o los jóvenes construyendo el futuro o las personas con discapacidad, sin saber hacia dónde se han ido esos recursos.

En el rubro de la inseguridad, la nueva Titular tendrá que responder por más de un centenar de homicidios y desapariciones diarias, además de un creciente cobro de piso que está afectando a todo el país y del que el presidente se ha desentendido.

En lo internacional, además de nadar con la mala imagen que le ha generado al País, un presidente que no tiene mesura al opinar y denostar a países hermanos, el nuevo mandatario tendrá frente a sí, la elección del presidente de los Estados Unidos y por supuesto, la revisión del T-MEC para el 2026, que en el caso de que llegue Tump, que es lo más seguro, deberá luchar contra el odio hacia México, lo cual hará que esa revisión sea de rodillas ante el riesgo de que decida cancelarlo.

Otro riesgo mayor que veo en el escenario, es el hecho de que el actual presidente no querrá dejar los reflectores y buscará seguir influyendo, ya sea opacando a Claudia Sheinbaum si resulta ganadora, o denostando y poniéndole piedras en el camino a Xóchitl Gálvez si tiene la fortuna de ganar, pero lamentablemente no veo a un expresidente alejado de los reflectores y cumpliendo su palabra de no intervenir.

Como se ve, los riesgos son altísimos para México.

  • *- El autor es asesor empresarial en cabildeo.