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La salud mental de los ancianos

La salud mental siempre es un gran tema.

La salud mental siempre es un gran tema. Estos días estamos rodeados de lideres internacionales con problemas mentales, si Trump se lo propone descalificará a Biden solicitando una valoración neuropsicológica, el trastorno narcisista de Trump contratacará demostrando deterioro cognitivo descalificando a Biden, a menos que sus rasgos psicopáticos calculen que él es más fácil de vencer que otro demócrata y es mejor tenerlo de contrincante y golpearlo en un posible debate presidencial ya que Trump goza de muy buenas habilidades cognitivas. El fiscal Robert K. Hur declaró a Biden anciano y con pobre memoria, excusándolo por ello de culpa por tener documentos clasificados arrumbados en su garaje. Digamos que puede estar en la frontera de la demencia, no entiendo por qué lo eligen los demócratas, a menos que tengan otro as bajo la manga y solamente quieran competir la presidencia para después reemplazarlo.

Es normal que a los ochenta se tengan errores de memoria y hasta ciertos instantes de confusión de los que no se percata la persona, es la gente de su derredor quien debe definirlo como algo invalidante, como en la demencia, o como algo secundario. El problema mayor es que se trata de la presidencia de los Estados Unidos, y no cualquiera es funcional en esa posición. Tiene 81 años, igual que Paul McCartney, Harrison Ford o Martin Scorsese quienes junto con Biden mantienen la inteligencia, la astucia y la misma personalidad, pero con cambios físicos notables. El leve deterioro cognitivo no compromete la razón ni el juicio, pero no puede estar ágil mentalmente de tiempo completo. López Obrador se retira de la vida pública en el momento perfecto, sus capacidades cognitivas son asombrosas, no cualquiera sostiene el diálogo mañanero. En EUA tienen el dilema de apostar por la salud cognitiva o la emocional, decidir cual perder en la presidencia. El trastorno narcisista de la personalidad de Trump hace que no tenga diplomacia, ni empatía. Hablando de salud mental, es asombroso que nuestra Secretaría de Salud insista en que los hospitales psiquiátricos son cosa del pasado, que lejos de construir nuevos, se disolverá la atención psiquiátrica en centros de salud no psiquiátricos, una tragedia. Miles y miles de personas padecen un trastorno mental lo suficientemente grave como para estar mejor internado, es falsa la idea de que liberan al paciente del encierro. Un internamiento puede ser una intervención de urgencia ante la agitación o riesgo suicida de alguien, pero también debería haber, de nuevo, espacios diseñados para albergar pacientes durante años, en las mejores condiciones de vida posibles, con amplias y amables instalaciones. Lo mismo con los ancianos que necesiten techo y atención, con o sin deterioro cognitivo. La casa de familiares no siempre es el mejor espacio en estos casos.