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Soberbia y orgullo

La soberbia es un sentimiento de superioridad exagerada, acompañado de desprecio hacia los demás y una incapacidad para reconocer errores o debilidades propias.

La soberbia es un sentimiento de superioridad exagerada, acompañado de desprecio hacia los demás y una incapacidad para reconocer errores o debilidades propias. Imagina una conversación en la que alguien se rehúsa a admitir un error. Esta experiencia ilustra cómo la soberbia puede obstaculizar la comunicación y la empatía en las relaciones. Algunos ejemplos pueden ser en una discusión cuando alguien que se niega a escuchar otros puntos de vista y cree que siempre tiene la razón, políticos que se aferran a sus agendas a pesar de la evidencia en contrario. Personas que menosprecian los logros o elecciones de otros. Un ejemplo histórico fue Saúl, el primer rey de Israel. Era hijo de Cis y pertenecía a la tribu de Benjamín. Saúl fue elegido como rey cuando los israelitas pidieron una monarquía. Saúl se convirtió en rey luego de ser ungido por Samuel, para enfrentarse a los filisteos y los amalecitas. Saúl reinó sobre Israel durante cuarenta y dos años. Fue padre de seis hijos: Jonatán, Isúi, Malquisúa, Is-boset, Armoni, Mefiboset, y dos hijas: Merab y Mical, que se casaron con David. El reinado de Saúl estuvo marcado por batallas y actos de desobediencia que resultaron en un triste final. Saúl es mencionado en la Biblia como un joven campesino de la ciudad de Gabaa. Se le describe como un hombre de un físico imponente, y además como el más bello de todo Israel. En la época en que vivió Saúl, el pueblo de Israel estaba dirigido por el profeta Samuel, el último de los jueces de Israel. Samuel había envejecido, y junto con las frecuentes amenazas de las naciones vecinas, especialmente los filisteos, los israelitas comenzaron a pedir un rey. Deseaban tener un líder guerrero que sintieran que podía librarlos de cualquier embestida enemiga. Cuando los israelitas desearon y pidieron un rey, rechazaron el liderazgo divino a través del ministerio de Samuel. Es cierto que antes de Saúl, ya estaba planeado conceder a Israel un rey. Por eso la Ley de Moisés ya contenía la regulación de la futura monarquía en Israel. Todo esto significa que la presencia de un rey en Israel no era algo incompatible con el liderazgo divino. Sin embargo, el rey debía ser corregente de Dios (como un Papa) ante el pueblo. Todo el problema surgió porque los israelitas no querían esperar a que se instituyera una monarquía a su debido tiempo. Querían un rey que cumpliera sus expectativas humanas porque no confiaban en la providencia del Señor. En ese sentido, Saúl era el tipo de persona que respondía exactamente a las expectativas del pueblo. El profeta Samuel profetizó que Saúl sería rey y lo ungió en secreto en la tierra de Zuf. Posteriormente se confirmó la elección de Saúl como rey presentándolo públicamente al pueblo en Mizpa. Apenas el rey Saúl demostró toda su capacidad como líder y valiente guerrero. Cuando el rey de Amón, Nahas, sitió Jabes de Galaad, Saúl dirigió un ejército que destruyó a los amonitas. Esta campaña militar impresionó al pueblo, y los israelitas celebraron el reinado de Saúl en Gilgal. El rey Saúl tuvo que luchar contra varios enemigos del pueblo de Israel prácticamente durante todo su reinado. El principal de ellos fue sin duda los filisteos. Fue en una de las batallas contra los filisteos cuando David mató al gigante Goliat. Israel obtuvo muchas victorias bajo el reinado de Saúl, sin embargo, su soberbia fue lo suficientemente grave como para empañar drásticamente su gobierno. El final del reinado del rey Saúl fue trágico y melancólico. En cada momento de su reinado se alejaba más de su ideología, incluso perdió sus características, convirtiéndose en un hombre depresivo, temeroso y perturbado. Algunos intérpretes consideran posible que Saúl llegará a ser una especie de enfermo mental con episodios de esquizofrenia. Saúl persiguió ferozmente a David, movido por unos celos enfermizos, debido a que sabía que sería su sucesor y que era amado por el pueblo. Cualquier parecido con nuestra realidad actual no es mera coincidencia, la historia se debe conocer para no repetir los mismos errores.

  • *- El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.