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Generación Z

El Licenciado Vidriera de Cervantes deliraba, alucinaba con que su cuerpo era de vidrio, que casi cualquier cosa lo quebraría.

El Licenciado Vidriera de Cervantes deliraba, alucinaba con que su cuerpo era de vidrio, que casi cualquier cosa lo quebraría. Así se mueve la generación de cristal, muchos de los jóvenes de hoy en día. Muy delicados, fácilmente se ofenden y reclaman sus derechos a modo. He conocido jóvenes que están muy conscientes de esto y se salvan. Quizá por ser psiquiatra conozco más a muy confundidos, atrapados en un pobre y difícil desarrollo porque nada les acomoda y siempre tendrán una queja del otro como justificación para no comprometerse. Es una generación que me preocupa, por la estrechez cultural producto de una pobre educación y una inundación de mensajes en la pantalla, no se percatan hasta qué grado están determinados por algoritmos, sus gustos van perdiendo estética, gana la moda. Autodescritos como emocionalmente vulnerables, altamente sensibles y propensos a ofenderse fácilmente. El enorme crecimiento de una laxitud total ante lo que cada individuo desea permite expresiones en temas como raza, género u orientación sexual que son propios de esta generación. Necesitan espacios especiales, espacios que consideren seguros, los baños públicos, por ejemplo. Esta generación también ha sido nombrada como fluida, habiendo crecido en un mundo digitalizado forjan así de fluida su identidad, la inclusión y la diversidad permite que todas las minorías tengan sus derechos, bueno, hasta los animales o un árbol. El asunto está incidiendo en nuestras costumbres, veamos las calandrias de Ensenada o los burros de la Revu como ejemplos de qué tipo de militancia tienen. Por amor a los equinos demandan que no trabajen, siglos se forjaron gracias a ellos, la misma civilización los preparó para el trabajo doméstico. Sacar a las folclóricas calandrias, retirar a los burros que tranquilamente vivían de posar para la icónica foto. Incluir en el lugar de las candelarias unos pedorros vehículos eléctricos sin gracia es todo un síntoma. Les incomoda la imagen, no exigen un buen cuidado del animal, exigen sus derechos, una mirada antropocéntrica decidiendo lo que es mejor para los animales. Veo una joven izquierda que se olvida de obreros y campesinos y se entrega a una causa de intereses minoritarios. Ni qué decir de las feministas generación Z, muy intensas, pero con pobre ideología. Y los combatientes ante el cambio climático, entregados a una causa muy específica perdiendo de vista el factor económico causal, salvar un bosque, por ejemplo. Es más redituable en votos ceder a estos grupos que son los activistas contemporáneos, impactan mucho en la decisión del otro en las redes sociales, son multitud organizada. Serán 17 millones de votantes Z, imposible de cuestionar o dialogar, la carrera está desbocada, se les concederán demasiados asuntos, será no políticamente correcto cuestionar o limitar. Qué reto ser joven hoy en día.