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El veneno del narcocorrido

En los últimos años, hemos sido testigos de cómo el narcocorrido ha logrado una gran popularidad en México y en otros países de habla hispana, este género musical que se caracteriza por narrar historias relacionadas con el narcotráfico y exaltar la figura del narcotraficante, se ha convertido en una preocupante influencia para los jóvenes.

En los últimos años, hemos sido testigos de cómo el narcocorrido ha logrado una gran popularidad en México y en otros países de habla hispana, este género musical que se caracteriza por narrar historias relacionadas con el narcotráfico y exaltar la figura del narcotraficante, se ha convertido en una preocupante influencia para los jóvenes.

Ejemplos como las amenazas contra Peso Pluma y Pantera Bélico han dejado en evidencia los peligros que se esconden detrás de este tipo de música, ambos artistas recibieron amenazas de muerte por parte de grupos delictivos debido a sus letras y canciones, que según ellos, afectaban sus intereses y los exponían ante las autoridades. Este tipo de intimidaciones son una muestra de cómo el narcocorrido puede convertirse en un reflejo de la realidad que se vive en algunos lugares del país, donde la violencia y el tráfico de estupefacientes están a la orden del día.

Además de las amenazas, también hemos sido testigos de casos de muertos dedicados a componer canciones por encargo de capos. Estas personas, que fallecieron violentamente, se dedicaban a escribir y cantar narcocorridos para celebrar y glorificar la vida del narcotraficante, este fenómeno evidencia cómo este tipo de canciones no solo es una forma de entretenimiento, sino también una peligrosa forma de vida que puede llevar a la muerte.

Recientemente, el joven cantante Natanael Cano fue multado con un millón de pesos por cantar un narcocorrido en un concierto. Esta sanción, impuesta por la Secretaría de Gobernación de México, busca enviar un mensaje claro sobre los límites que deben existir en este tipo de música. Aunque la multa fue aplaudida por muchos, también generó un debate sobre la libertad de expresión y la censura. Sin embargo, más allá de la prohibición, es necesario entender que el problema no radica en la existencia del narcocorrido, sino en la influencia que tiene sobre los jóvenes.

En este sentido, es fundamental que los padres comprendan que, al permitir que sus hijos escuchen este tipo de música, están promoviendo la violencia y normalizando un estilo de vida peligroso. Lo que se programa en la mente de los jóvenes es directamente proporcional a sus acciones. Si les estamos enseñando a admirar y respetar a los narcotraficantes a través de la música, no podemos sorprendernos cuando ellos consideren seguir sus pasos en el futuro.

Es fundamental que se promueva una educación en valores, que enseñe a los jóvenes a discernir entre lo que es correcto y lo que no lo es. Además, es necesario fomentar alternativas culturales y musicales que puedan ocupar el espacio que el narcocorrido está ocupando actualmente.

El corrido tradicional mexicano es una forma primitiva del periodismo noticioso, pero recientemente se ha vuelto una manera de exaltar delincuentes, haciendo creer que sus historias son exitosas en el amor y el dinero, lo que dista mucho de la realidad.

En conclusión, el narcocorrido se ha convertido en un veneno que está corrompiendo la mente de nuestros jóvenes. Los ejemplos de amenazas, muertes y sanciones nos muestran los peligros que este género musical conlleva. No se trata de prohibir, sino de educar. Es responsabilidad de todos, padres, artistas, autoridades y sociedad en general, trabajar juntos para evitar que este veneno siga propagándose y causando estragos en las nuevas generaciones.

*- La autora es comunicóloga, creadora de contenido y productora de noticias.

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