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Más comunidad menos Prozac

“La deuda que le debemos al juego de la imaginación es incalculable”.

Antes del mundo digital, o sea hace 30 años, cosa que los jóvenes de hoy no conocieron, la vida de un niño y de un adolescente era llegar a su casa de la escuela, hacer la tarea, y en cuanto mamá se lo permitía irse a la casa del vecino, o a la de sus primos que vivían a dos cuadras, o simplemente al barrio para ver quién andaba por ahí jugar con el. Hoy la rutina es estar pegado a la pantalla o al smartphone.

Se hacía comunidad

Para ver a alguien necesitabas verlo físicamente, no era fácil que las personas estuvieran cerca del teléfono fijo en casa. La falta de conectividad digital forzaba a que las personas se relacionaran cara a cara, y se llegara un conocimiento más profundo entre sí.

Para tener amigos no era posible aplastando un botón, era necesario invertir tiempo para buscarlo y tratarlo personalmente. Y lógicamente había apoyo mutuo, por ejemplo si visitabas un amigo y éste estaba haciendo un encargo de su mamá le ayudabas a terminarlo para poder salir a jugar.

Ahí se empezaba a vivir la solidaridad. O si eras invitado a comer, y después de ello a la mejor el papá anfitrión los ponía hacer algo de provecho en la casa como cortar el jardín o limpiar un área, y había que hacerlo juntos.

Y el hacer estas cosas era la manera de pagar el precio por tener una amistad, y eso nos permitía el poder pedir favores a los, amigos y vivir la reciprocidad en los apoyos. Cuántas confidencias se guardaban los amigos y amigas entre sí. Podemos decir que los amigos de infancia fueron nuestra primera comunidad, junto con los hermanos y familiares.

Qué pasa hoy

Muchos jóvenes y personas adultas viven hoy hasta cierto punto muy aisladas, entretenidas tenidas en el mundo digital, y lógicamente van prendiendo el sentido de comunidad, de cultivar relaciones presenciales más que digitales, y al sentirse solas y sin amistades reales empiezan a sentir tristeza y vacío existencial, que puede llevar fácilmente a la depresión. Por eso la importancia de practicar un deporte o de tener hobbies que nos lleven a integrarnos en un equipo o en un club son grandes catalizadores para sentirnos bien, teniendo sentido de pertenencia a un grupo.

Pienso que el mundo digital es estupendo, tener acceso a la información que está disponible es fabuloso, pero que nuestra vida gire alrededor de la pantalla en lugar del mundo real sin duda ha tenido sus consecuencias. La Organización mundial de la salud ya declaró que depresión y ansiedad son prácticamente de las enfermedades top de este siglo XXI. Sugerencia estimado lector, construya más comunidad, y así habrá menos necesidad de Prozac. ¡Feliz domingo!

Carl Jung.

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