El ocaso de un tirano
Acostumbrado a ser el amo de la fiesta; el líder impuesto por el poder económico que detentaba; por las hazañas que todo mundo relataba de él; y, más que nada, por la forma drástica con la cual imponía sus argumentos -fueran o no los correctos-.
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Acostumbrado a ser el amo de la fiesta; el líder impuesto por el poder económico que detentaba; por las hazañas que todo mundo relataba de él; y, más que nada, por la forma drástica con la cual imponía sus argumentos -fueran o no los correctos- ahora Donald Trump está viviendo lo que nunca esperó le sucediera: La enorme posibilidad de terminar sus días encarcelado. Esto, porque hay una serie de investigaciones cuyos resultados indican, que cometió serias violaciones a las leyes de los Estados Unidos, que no solo le han minado el poder, sino que lo han debilitado en sus intenciones de hacer campaña para las próximas elecciones, por la presidencia de este país.
En la sociedad estadounidense, existe una inconformidad creciente, acerca de la conducta política que Trump ha manifestado. Ya que ha mermado la confianza de los ciudadanos en el sistema electoral que se han dado, y ha pretendido envolverlos en la falsa idea, de que las elecciones que llevaron al triunfo a Joe Biden, fueron ilegales. Siguiendo con su creencia de que una gran parte de los electores lo apoyan incondicionalmente, propuso hacer modificaciones drásticas a la Constitución, lo cual a los días tuvo que modificar. Como resultado de esto, su influencia entre los republicanos va a la baja, y el apoyo general que tenía, cada día es menor. En las encuestas ya no es puntero y tiende a irse hacia el último lugar.
En sus intentos por aferrarse al poder, se le acusa de que contribuyó con la insurrección llamada del seis de enero; conspiró para defraudar a los Estados Unidos y evitar la transferencia del poder, no reconociendo que había sido derrotado; intentó que se hiciera una declaración falsa que argumentaba la existencia de electores falsos o inventados; y, obstruyó el conteo de los votos electorales en el Congreso. Su terca creencia de que hiciera lo que hiciera, siempre iba a ser apoyado por los electores que lo llevaron al poder, revela una especie de loca idea de que es y será siempre el favorito de los electores.
La verdad es que se ha aprovechado de manera consciente, de algunos resquicios que las leyes le han proporcionado, para violar el marco jurídico de su país. Pero también han sido las dependencias gubernamentales las que no han hecho su trabajo, exigiéndole que cumpla con sus obligaciones. Por ejemplo, el IRS (dependencia encargada de los impuestos) no les practicó las obligadas auditorías a sus impuestos los dos primeros años de su mandato, y no lo hizo sino hasta que el Comité de Medios y Arbitrios, de la Cámara de Representantes, le pidió por escrito dicha información. Ahora le está yendo tan mal que sus declaraciones de impuestos deberán hacerse públicas. Trump está en problemas tan graves, que tiene una enorme posibilidad de que sea llevado a la Corte para ser juzgado, y termine siendo culpable y cumpliendo condena encarcelado. Si esto no sucede, el gran orgullo del que alardean los estadounidenses, de que nadie está por encima de la ley, será una vil falacia. Vale.
*El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC
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