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Nacional socialista

El partido nazi, que en 1928 apenas había conseguido 800,000 votos y 12 escaños, fue la fuerza más votada en las primeras elecciones de 1932, con casi 14 millones de votos y 230 escaños.

El partido nazi, que en 1928 apenas había conseguido 800,000 votos y 12 escaños, fue la fuerza más votada en las primeras elecciones de 1932, con casi 14 millones de votos y 230 escaños. En las segundas, aunque perdió algo de apoyo (con casi 11 millones y 196 escaños), también lo fue. A pesar de no conseguir la mayoría absoluta, Hitler fue nombrado canciller de Alemania el 30 de enero de 1933. Con el transcurrir de la década de 1930, Hitler fue adquiriendo los rasgos de un ser casi divino: incansable hombre de Estado, afectuoso camarada, líder carismático y “canciller del pueblo”, que comprendía y compartía las preocupaciones de la gente corriente. Un padre para todos los alemanes de “raza germana”, incluidos los que, según enfatizaba la propaganda cada vez con más insistencia, sufrían lejos de Alemania. Su presencia se hizo omnipresente en la vida cotidiana. El propósito era crear un culto casi religioso, una fe inquebrantable y legitimadora en el Führer que permitiera al régimen dar el paso hacia su siguiente objetivo: la guerra. A mediados de 1933, el partido nazi era el único partido político y casi toda la oposición organizada al régimen había sido eliminada. En Alemania la democracia había muerto. Los nazis querían que los alemanes apoyaran su dictadura y creyeran en sus ideas. Para alcanzar esta meta, trataron de controlar las formas de comunicación por medio de la censura y la propaganda. Los libros de texto son un buen ejemplo del funcionamiento coordinado de la propaganda y la censura durante el régimen nazi. Los nazis utilizaron tanto la propaganda como la censura para controlar lo que los estudiantes leían en la escuela. Los censores nazis retiraron algunos libros de texto de los salones de clase. Los nuevos libros de texto enseñaban a los estudiantes a obedecer al Partido Nazi, a amar a Hitler y a odiar a los judíos. El día de Año Nuevo de 1939. El líder nazi echaba la vista unos pocos años atrás, cuando Alemania se mostraba postrada por las ataduras del Tratado de Versalles, y podía ufanarse de los logros obtenidos a través de su política expansiva. Hacía poco más de un año que el Führer había prometido a su pueblo liberarlo de los grilletes que le oprimían desde el fin de la Primera Guerra Mundial y hacer resurgir el Reich alemán y desde entonces ya había obtenido la anexión de Austria y de la región checa de los Sudetes. Y todo sin necesidad de luchar, con la condescendencia de las naciones europeas. Alemania se erguía ya como el dueño de la Europa central y Hitler como un líder irrefrenable. Al frente del Gobierno británico se encontraba por entonces Neville Chamberlain, quien al ver la belicosidad de Hitler firmó un acuerdo conocido como pacto de Múnich para evitar una guerra en Europa, Hitler se burló de Inglaterra y de Francia al invadir Polonia el 1 de septiembre de 1939. Ya han pasado casi cuatro años del gobierno federal, el ejecutivo bajo la complacencia de su gabinete se ha dedicado a destruir el sistema de salud, el educativo, la economía, la seguridad nacional con la estrategia de abrazos no balazos, la infraestructura nacional, otorga dádivas bajo el nombre de becarios con el fin de comprar votos, tiene sin recursos a los estados y municipios, se pelea un día sí y otro también con Estados Unidos, con la prensa, con los empresarios, con la clase media, ataca a quien no está de acuerdo con él, se dedica a violar la ley y a decir mentiras diariamente y a decir frases como “ no me salgan conque la ley es la ley” por tal motivo se le critica diariamente por todos los sectores. Difícilmente se puede pensar que en los próximos dos años y al igual que el canciller alemán, el ejecutivo federal tiene un objetivo y por tal motivo no cambiará su manera de pesar, pensarlo de otra forma es como aquella canción de los 60´s que interpretaba Massiel, es más fácil encontrar rosas en el mar.

*- El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.

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