¿De propuestas y programas…guajiros?

Los estragos de una inusitada e inesperada pandemia continúan. Dos años de sobrevivir y adecuarnos a una nueva realidad nos compromete hoy a transformarnos, no sólo como seres humanos sino también como comunidad; hemos sido pacientes, hemos soportado los embates de una enfermedad que vino a cambiar la forma en que nos relacionamos, pero también la de las esperanzas de una transformación total de nuestra realidad social, que hoy en plena reconstrucción se han convertido en nada más lejano y vil.

Hoy, lastimosamente somos testigos de nuestra propia degradación, del clima de inseguridad e impunidad en que vivimos, pero sobre todo del nulo compromiso gubernamental hacia nuestra comunidad, de obras y programas sociales sin trasfondo genuino para dar soluciones reales a nuestras necesidades.

Somos una sociedad pensante, una sociedad que exige, espera, sueña y anhela; por ello, decimos ¡BASTA! las buenas intenciones ya no son suficientes, para ser una sociedad fuerte requerimos de un pacto entre todos sus integrantes, de un frente común, un frente fortalecido, capaz de salir adelante, capaz de atender pero sobre todo responder y apoyar con “el corazón” y no sólo por delante; lastimosamente hemos visto lo contrario.

En Mayo pasado, el gobierno del Estado encabezado por la maestra Marina del Pilar Ávila Olmeda anunciaba, con bombo y platillo, su programa “RESPIRA”, un esquema integral de movilidad que pretende desahogar el congestionamiento vehicular que predomina en las principales vías de la ciudad, basado en cuatro ejes principales.

Pero yo le preguntó a usted, señora gobernadora, ¿la reciente exención o condonación en los costos de calcomanías, renovación y placas para transporte público, realmente beneficiará a los bajacalifornianos? ¿Cómo pretende modernizar el transporte público si, en primera no los compromete como ciudadanos y como gremio, a cumplir con sus obligaciones fiscales?

Como ciudadanos estamos cansados de mejoras inexistentes, de proyectos que quedarán en el tintero, de iniciativas de relumbrón y de soluciones aparentes con trasfondos que no llevan sino al beneficio de unos cuantos.

Apenas la semana, veíamos como el Ayuntamiento de la ciudad anunciaba, también con bombo y platillo, la habilitación de un terraplén en medio de la canalización del río Tijuana como solución al tráfico vehicular que congestiona la zona, a la altura del extinto puente Los Olivos. Entendemos que se trata de una medida emergente, ¿pero por cuánto tiempo?

Son los mismos ciudadanos quienes temen hacer uso del mismo por la inestabilidad que muestra pero también por la posibilidad de convertirse en víctimas de un delito; dígame usted, ¿es este el tipo de soluciones que podemos esperar a corto y largo plazo?

Ante las evidencias, reclamamos seguimiento, no queremos más “elefantes blancos” ni falsas esperanzas. Nuestra ciudad requiere un cambio urgente de fondo, una modernización que le permita ser punta de lanza en cuanto a infraestructura, seguridad y bienestar social; administraciones van, administraciones vienen, prometiendo más de lo mismo, y como ciudadanos seguimos esperando, adecuándonos a una realidad mediocre, a una realidad efímera que cada tres o seis años fantasea con un cambio de fondo.

* El autor es Presidente del Centro Empresarial Coparmex Tijuana.