Opinólogos o líderes de opinión

Nuestra actualidad sin duda ha sido moldeada por la participación de la comunidad en redes sociales, y por la inmediatez que un suceso puede obtener corriendo en estas plataformas como facebook, desde luego la más antigua de las sobrevivientes y además la que marcó la pauta para el desarrollo del resto, posteriormente twitter e instagram.

Sin duda alguna la globalización nos ha permitido llegar a esta etapa 2.0, en donde al momento de lanzar información a estos espacios, obtenemos una respuesta inmediata del usuario, que se encuentra conectado y listo para reaccionar a lo que estamos lanzando a estos espacios.

Usuarios que curiosamente han desarrollado una identidad digital que en grandes ocasiones se aleja o es el opuesto a la personalidad presencial que tiene una persona, el personaje que estas redes permiten crear tiendo de denominarlo, amargamente quizá, como el único e inigualable opinólogo.

Un personaje de ficción con características fascinantes, una preparación académica inigualable, capaz de resolver cualquier tipo de inconveniente, astuto, sagaz y sobre todas las cosas, INEXISTENTE.

Un opinólogo es aquella persona que carente quizá de información objetiva, o conocimiento técnico del tema, emite una opinión la cual, si le consultamos a él, sería casi profesional en torno a una discusión.

Recientemente fue mucho más notorio debido a los acontecimientos sin precedentes que hemos vivido, y en nuestra frontera iniciamos con antelación. Primero vivimos los fenómenos de migración masiva, posteriormente el inicio y mutación de la contingencia sanitaria por motivo de COVID-19, y recientemente la lamentable invasión de Rusia sobre Ucrania.

Ante cada uno de los distintos sucesos observamos como casi instantáneamente nuestros amigos obtuvieron grados de politólogos, epidemiólogos, doctores en fenómenos migratorios, expertos en salud pública, pero sobre todas las cosas EXPERTOS, palabra que dista de la realidad.

Desafortunadamente en nuestro país hemos carecido de líderes de opinión y hemos abundado en opinólogos, nuestra labor como publirrelacionistas es trabajar en el desarrollo y apoyo de líderes de opinión que brinden un eje social a las circunstancias, que permitan crear una opinión pública informada que contrarreste únicamente la información obtenida.

Hoy en día los líderes de opinión cuentan con un sesgo que les ha sido impuesto por circunstancias o intereses de sus espacios en el caso particular de los medios, o por miedo a generar un conflicto superior al que se encuentre sucediendo.

Nos encontramos en el momento preciso como sociedad de apoyar en el desarrollo de verdaderos líderes de opinión, de apoyar la opinión sensata y oportuna que nos genere una contracara, una línea crítica que genere la posibilidad de analizar lo que nos encontramos leyendo y de entender lo que verdaderamente sucede.

Un líder de opinión habla desde el conocimiento y es desde ese punto de partida donde inicia la labor de los que ejercemos la profesión de las relaciones públicas.

Un líder de opinión será aquel que a través de las distintas circunstancias y sucesos sabrá navegar y generar un punto crítico y objetivo que atesore los sucesos que vivimos y pueda crear un marco para la fotografía de cada momento preciso.

Las relaciones públicas son la herramienta que utilizamos para ayudar a proteger ese marco, y lo seguiremos haciendo con la intención de brindarle apoyo a estos casi extintos líderes de opinión, porque nuestra sociedad merece eso, merece la crítica estudiada y analítica, pero sobre todo requiere siempre objetividad.

La vida apremia, y el conocimiento nos libera, busquemos abrir nuestra mente y crecer para un mejor futuro, un mejor mañana, pero sobre todas las cosas para vivir libres nuestro presente.

- Facundo E. Gámez Hernández