No Miren Hacia Arriba Dir. Adam McKay
“En realidad lo teníamos todo…”.
En 1967 la primera simulación de clima computarizada ofrece predicciones severas, la duplicación de los niveles de dióxido de carbono, a comparación del nivel pre industrial, elevará la temperatura de la Tierra 2.3 grados centígrados.
Imaginemos ahora, a un par de científicos en el 2019, descubriendo un mortal virus y realizando los cálculos pertinentes que conducen a una fatídica conclusión, con un 99.8 % de certeza. El virus se expandirá totalmente por el planeta, provocando la extinción de la humanidad en un tiempo determinado (¿Diez años, quizás?).
Esta advertencia es básicamente la premisa de la nueva cinta de Adam McKay, repleta de actores de primera línea. Sólo es necesario cambiar virus (o cambio climático) por cometa destructor planetario.
Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) una joven astrónoma, descubre un cometa. Con ayuda del Dr. Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) se determina su trayectoria, directa a la Tierra, y su fecha de impacto, seis meses con catorce días.
El hallazgo rápidamente es comunicado a las autoridades e inmediatamente Dibiasky y Mindy son enviados a Washington, acompañados del Dr. Oglethorpe (Rob Morgan), para informar el descubrimiento a la presidenta de Estados Unidos (Meryl Streep). Después de esperar todo un día para ser recibidos, la noticia es minimizada por la presidenta y ridiculizada por su hijo (Jonah Hill), el jefe de personal.
Ante esta respuesta, Mindy, Oglethorpe y Dibiasky deciden tomar la situación en sus manos e ir directamente a los medios de comunicación con la noticia, donde tampoco son tomados en serio y sólo se convierten en un meme pasajero. Eventualmente la situación es utilizada por el sistema con fines económicos y políticos, el Dr. Mindy pierde su foco, Dibiasky es vetada y todo se sale de control. Mientras tanto, el cometa continua su trayecto hacia la Tierra.
La farsa de McKay tiene intenciones muy claras, la metáfora del cometa puede entenderse como la pandemia y/o el calentamiento global. Quizá su único error es enfocarse en exhibir incisivamente al partido republicano, y en específico a la irresponsable respuesta del gobierno de Trump ante ambas emergencias globales.
McKay expone lo obvio, los gobiernos no son más que rastreros empleados a las ordenes de corporaciones multibillonarias, y lo último que tienen en su agenda es el bienestar de la población, sobre todo si ello puede interferir con los intereses de sus principales patrocinadores.
Si algo se ha demostrado después de dos años de pandemia es que la economía está por encima de cualquier cantidad de vidas humanas, pocos países están dispuestos a cerrar fronteras o a tomar cualquier medida que desequilibre su economía, para contener la transmisión del virus.
La pregunta, que en un momento de desesperación hace el Dr. Mindy en la Casa Blanca, cuando se descubre la posibilidad de obtener beneficios económicos del cometa - ¡¿Qué importan esos trillones de dólares si todos vamos a morir?! - ha sido contestada ya varias veces, a lo largo de los últimos años, ya sea con respecto a la pandemia o al calentamiento global, por aquellos que están en el poder. Si algo que puede salvar las vidas de millones de personas, puede también impactar la economía global considerablemente, proteger a la economía contra el impacto, siempre será la prioridad.
Este es el mensaje que se repite una y otra vez a lo largo de la cinta, aunado al poder de la manipulación y distracción mediática, y sobre todo, como esa influencia puede convertir a naciones enteras en borregos descerebrados, como la caterva trumpista, que es específicamente señalada.
El punto de McKay, aunque focalizado a Estados Unidos, es también universal. Basta voltear a México, donde tuvimos a Gatell, quien de ser un científico, paso a ser ídolo del pueblo por un breve lapso, y terminó transmitiendo información dictada por el gobierno, cierta o no, tal como sucede con el Dr. Mindy, en la cinta.
Lo cierto es que, ya sea por avaricia, fines políticos, o a través de manipulación mediática, la gente en general tampoco quiere ver “hacia arriba”, porque quizá resulta muy doloroso afrontar la realidad. ¿Quién no conoce a alguien que haya fallecido por COVID o que ha sido contagiado?
Sin embargo, es mejor hacer como si nada pasara, seguir “huyendo rumbo al placer (y las distracciones) y lejos del dolor”. Salir a fiestas, bares, viajes, continuar con la vida, como si lo que sucede no se tratara de algo que pone en riesgo la vida humana como la conocemos. ¡¿Qué demonios nos pasó?! - grita el Dr. Mindy directamente a la cámara - ¡Debimos haber detenido esto cuando tuvimos la oportunidad! ¡¿Por qué no lo hicimos?!
Avaricia, egoísmo… simple abulia.
El cometa ya llegó, está aquí y la cuenta regresiva ha iniciado.
“En realidad lo teníamos todo…”.
* El autor es editor y escritor en Sadhaka Studio.
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