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El profesor Luis Vargas Piñera

Desde joven, Luis Vargas Piñera (Chihuahua, 1881-Mexicali, 1954) destacó como un profesor normalista a quien el tema educativo le era de vital importancia.

Desde joven, Luis Vargas Piñera (Chihuahua, 1881-Mexicali, 1954) destacó como un profesor normalista a quien el tema educativo le era de vital importancia. Según María Esther Montanaro en su artículo sobre Vargas Piñera (Cuadernos Americanos # 165, 2018), éste fue: “un educador liberal comprometido con el proyecto de alfabetización de los rarámuri. El connotado historiador chihuahuense Francisco Almada consignó uno de los pocos testimonios con que se cuenta sobre la vida de este interesante normalista, quien estudió en la Escuela Nacional de Maestros de México, tras lo cual regresó a su estado natal para llevar a cabo una importante tarea educativa. Trabajó en varias escuelas de la ciudad y tuvo a su cargo la Sección de Instrucción Pública de la Secretaría de Gobierno.” Lo que no consigna Almada es que Luis Vargas Piñera trabajó en pro de la educación de Baja California, de nuestra entidad, desde fines de los años veinte y en buena parte de las siguientes décadas, hasta su muerte en 1954, cuando Baja California ya era estado libre y soberano de la República Mexicana. Ya Montanaro afirma que “Vargas Piñera prestó servicios al gobierno de Sonora en 1911, y en enero de 1912 fundó la Dirección General de Educación, de la que fue titular. “Durante su gestión se expidieron las leyes de Capacitación del Magisterio y Alfabetización, permaneció al frente de la Dirección hasta marzo de 1914 y posteriormente desempeñó igual cargo en el Distrito Norte de la Baja California. Director General de Educación en el Estado, de enero de 1923 a febrero de 1929, desarrolló una labor fecunda en beneficio de la enseñanza, volvió a prestar servicios en Baja California y de allí pasó a México, habiendo servido largos años en el Departamento de Misiones de la Secretaría de Educación Pública.” En todo caso, Montanaro dice que en los textos que publicara de joven nuestro autor se manifiesta “el marcado peso que tiene lo local”. Y cuando Vargas Piñera llega a Baja California, en la segunda década del siglo XX, es uno de los profesores que inaugura la escuela Cuauhtémoc en Mexicali en el régimen caudillista del coronel Esteban Cantú y es un decidido impulsor de la educación en todo el Distrito Norte, donde lo local seguirá teniendo un peso considerable no sólo en sus ensayos educativos, sino en su creación literaria. Así que podemos ver que La vida de Luis Varga Piñera fue la de un literato escondido tras la figura solemne de un profesor normalista. O al menos en nuestra entidad, tal fue su papel, su personalidad. El sistema educativo en Baja California, con Luis Vargas Piñera a la cabeza, estaba atento a las situaciones que ocurrían en su ámbito y trataba de solucionarlas en forma expedita, que profesores y comunidades buscaban lo mismo: la mejoría de sus propias poblaciones, que las escuelas eran microcosmos de la vida social de su tiempo, reflejos vivos de sus aconteceres y percances, cajas de resonancia de sus triunfos y tragedias. Las escuelas eran, en sí mismas, puntos neurálgicos de una sociedad de frontera que vivía en medio de migraciones masivas, borracheras colectivas, modas pasajeras y nostalgias interminables, con un profesorado que anhelaba un México que sólo existía a miles de kilómetros de distancia y que trabajaba en un México donde el dólar prevalecía y el inglés era el idioma para hacer negocios. Y aun así, estas maestras y maestros cantaban y hacían cantar a sus alumnos el himno nacional todos los días y hacían honores a la bandera como si en ello les fuera la vida. Y es que el profesorado bajacaliforniano sabía que ahí, en ese espacio, en ese edificio recién inaugurado o en esa modesta construcción, estaba la patria en su concepto lopezvelardiano: impoluta y diamantina, brillando bajo el sol de cada mañana, rebosante de sueños y de dicha, cumpliendo a diario la tarea cívica de abrirle paso hacia el futuro, de engrandecerla con estudio, aplicación y aprendizaje. Y estos educadores hacían tal labor sabiendo que en el resto del país ni siquiera los consideraban mexicanos y que ignoraban la hazaña de educar a los niños en condiciones inhóspitas, donde la vida urbana era regida por el comercio, el turismo extranjero y el afán por los dólares a cualquier precio. En eso siempre estuvo en la primera fila de la defensa de lo nacional el profesor Luis Vargas Piñera. *- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua

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