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Smart Contracts

Por siglos, la manera idónea de celebrar un acuerdo entre las partes fue mediante la simple palabra

Por siglos, la manera idónea de celebrar un acuerdo entre las partes fue mediante la simple palabra. Conforme las relaciones jurídicas se fueron sofisticando (y creciendo la desconfianza), los contratos escritos se convirtieron en el mejor vehículo para plasmar las voluntades de dos o más personas. En la era digital, es posible firmar estos contratos mediante una computadora, un NIP o click en aparatos electrónicos.

Desde hace años, México ha regulado el uso de la firma electrónica y contratos en medios digitales. Cada vez es mayor el interés en utilizar estas herramientas por su eficiencia y practicidad, pero persiste el temor que su valor probatorio en juicio sea nulo. No obstante, estaremos pronto todos firmando nuestros contratos de arrendamiento y compraventa a través de nuestras computadoras o celulares.

El siguiente paso natural es la adopción masiva de los smart contracts (contratos inteligentes). Este término es utilizado para definir un código computacional que ejecuta automáticamente parcial o totalmente los términos de un acuerdo contractual que reside en una plataforma de blockchain. Siguen un modelo de causalidad (If/Then) donde si el supuesto X se actualiza, la consecuencia Y se ejecuta.

En un contrato escrito, las partes firman el documento y, por ejemplo, en un arrendamiento, el arrendatario paga renta de manera mensual; si no paga, el arrendador puede rescindir el contrato mediante intervención judicial. Como todos saben, un proceso judicial es lento, ineficiente y costoso para las partes. A veces te sale más barato que no pague a que lleguen los abogados a cobrar.

En un smart contract sería diferente. Las partes de entrada solo pueden celebrar el contrato si tienen fondos suficientes en sus carteras de criptomonedas (sean Bitcoin, Ethereum, etc.) o

alguna garantía/seguro para asegurar fondos futuros. El contrato puede ser enteramente en código computacional o mixto (código y clausulado escrito). Para la firma, se pagan costos de transacción (gas fees) para usar el blockchain que varían según su complejidad. Una vez firmado digitalmente, el smart contract entra al blockchain donde su seguridad es garantizada por la inmutabilidad y rastreabilidad del sistema. Es decir, los términos del smart contract no pueden ser modificados y, si son modificados, quedan registrados en el blockchain.

El valor agregado de los smart contracts es la ejecución inmediata y eficiente de los términos contractuales. Si Juan no paga la renta a Pedro el día acordado, el sistema retira fondos de la cartera de cripto de Juan y los transfiera a la de Pedro. Esto sin necesidad de intervención judicial, abogados o uso de la fuerza pública.

En el presente, los smart contracts son usados en transacciones sencillas, aún no son usados masivamente en operaciones complejas. En parte, se debe al tema de asegurar que la información suministrada al sistema que ejecuta los términos del smart contract sean fiables. Los “oracles” son precisamente terceros encargados de asegurar que esta información externa al blockhain sea fiable. Al escribir esto, estos oracles desarrollan protocolos cada vez más sofisticados para echar andar estos sistemas de verificación de información externa.

Alrededor de los contratos escritos existen abogados, jueces, contadores, notarios y demás. Todos encargados de diferentes labores para hacer funcional la voluntad entre partes. Un tema central de los smart contracts es el prescindir de intermediarios.

Hoy:

X <-> Intermediario <-> Y

Mañana:

X <-> Y

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