El chip de la vacuna
Con esto que un servidor toma como difícil, de que las vacunas traen un chip para rastrearnos y cambiar el ADN humano, déjeme decirle que ojalá y las vacunas lo tuvieran para cambiar para bien la complejidad que representa la conducta del ser humano, incluyendo la necedad y el miedo.
Con esto que un servidor toma como difícil, de que las vacunas traen un chip para rastrearnos y cambiar el ADN humano, déjeme decirle que ojalá y las vacunas lo tuvieran para cambiar para bien la complejidad que representa la conducta del ser humano, incluyendo la necedad y el miedo. En realidad, esto no es más que otro más de los movimientos conspirativos de esas personas de imaginación descontrolada, que se entretienen con el terrorismo mediático. Estas noticias sin sustento científico, son algo así como carroña para zopilotes.
La extraordinaria producción de la vacuna contra el coronavirus, para poner fin a la pandemia, ha despertado todo tipo de reacciones en el mundo; unos por su excesiva imaginación; y otros, por su lamentable impresión sobre lo que les platican, en una ola de información de todo tipo, principalmente de teorías que buscan desinformar y generar pánico. A los malosos les encanta alarmar y, con todo respeto, hay mucho ingenuo que cae en sus garras.
Esta teoría de la posible implantación de un microchip, por medio de la vacuna, con el fin de “controlar a la población mundial” (¿Cómo controlar que?). Este plan se lo han atribuido a grandes magnates del mundo, quienes supuestamente impondrán un nuevo orden mundial con intereses económicos y políticos (¿Más?). Algunos grupos extremistas religiosos, grupos antivacunas en redes sociales, se han encargado de reforzar esto, lo que ha ocasionado una percepción desfavorable frente a la llegada de esta solución.
Todas estas teorías conspirativas no tienen ninguna posibilidad de cumplirse, debido a que “una estrategia de esa naturaleza requeriría fundamentalmente más de un tipo de proteínas o de material genético que invadiera directamente no solamente un pequeño número de neuronas, sino un gran número en diferentes áreas del cerebro relacionadas con todos los componentes tan complejos que tiene la conducta humana”, lo que permite entender que “esto no deja de ser más que una especulación… Unas ideas que no tienen ningún fundamento bioquímico o molecular y que están lejos de los alcances de la vacunación”. Pero recordemos que todo cabe en mentes necias.
La ola de rumores en redes sociales era de esperarse. Parte de los chismes se centraron en afirmaciones falsas como supuestos planes para colocar el microchip en las personas mediante la inyección, y el supuesto cambio en nuestro código genético. Una de las afirmaciones más compartidas es que la pandemia de coronavirus es una excusa para un plan de implantación de microchips rastreables. No me imagino a las grandes compañías mundiales, rastreando a una señora en el mercado.
Como conclusión, no hay evidencia que respalde las afirmaciones de que existe un plan para implementar microchips. Pero sabe qué, ojalá y si trajeran micro chips y ojalá si modificara por lo menos el cerebro de algunos necios que siguen creyendo en todo lo que les dicen, y les cambie el espíritu a los malosos que quieren seguir lucrando con el pánico de los indoctos.
* El autor es asesor administrativo, presidente de Tijuana Opina y coordinador de Tijuana en Movimiento
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