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La enfermedad sin vacuna es la ignorancia

Realicé una encuesta en redes para intentar detectar una tendencia respecto a las personas que desean con ansias superar esta aterradora pandemia que nos ha azotado por más de un año y reconocer también a aquellos que por miedo a lo desconocido, prefieren que las cosas sigan un curso natural, aunque este sea fatal.

Realicé una encuesta en redes para intentar detectar una tendencia respecto a las personas que desean con ansias superar esta aterradora pandemia que nos ha azotado por más de un año y reconocer también a aquellos que por miedo a lo desconocido, prefieren que las cosas sigan un curso natural, aunque este sea fatal.

Los resultados no dejaron de sorprenderme, pues en sólo 24 horas 2,817 (67.89%) respondieron que sí se pondrían la vacuna, mientras que 1,302 (31.38%) respondieron que no, otro porcentaje prefirió sorprenderse o reír ante la pregunta.

Lo importante no es sólo analizar los porcentajes, sino revisar uno a uno los comentarios que se acumularon en dicha publicación e intentar descifrar el porqué algunos se niegan rotundamente a la aplicación de un nuevo fármaco que podría salvar millones de vidas.

Muchos de los indecisos u opositores a la vacuna, argumentan que no confían en la OMS, otros que no tienen fe en la farmacéutica y hay quienes de manera más cautelosa, prefieren conocer los efectos secundarios en las primeras personas que la reciban, para luego tomar una decisión firme al respecto.

Algo que vale la pena destacar es que seguro estoy (este dato aún no lo tengo, pero también ya lo pregunté), que aquellos que respondieron rotundamente que no se dejarían vacunar, de niños recibieron la vacuna de la Polio, Tosferina, Hepatitis y Tétanos, por sólo mencionar algunas. Sin embargo y a pesar de haber recibido los beneficios de una temprana vacunación, en esta ocasión es más su miedo al nuevo fármaco que al propio virus. Desconozco qué es más grande, la ignorancia colectiva o el exceso de desinformación. Y es que en este mundo tan masivamente conectado, cualquiera puede lanzar datos a medias o verdades incompletas, que aterren a la población más hundida en el “oscurantismo moderno”, en cuyas filas están los “antivacunas”, los “terraplanistas” y algunos partidarios o feligreses de políticos con nula inteligencia o ética, que dirigen a naciones completas como: Donald Trump, Jair Bolsonaro, Boris Johnson y AMLO.

De tal suerte, 67% luchan por salvar sus vidas, mientras un 31% prefieren que el virus gane la batalla. Con esto me queda brutalmente claro que la enfermedad más peligrosa, nociva y contagiosa es la ignorancia, pero lamentablemente para eso no existe vacuna. Hay tratamiento, eso sí, se le llama educación, pero toma algunas décadas para hacer efecto y lo que menos tenemos ante la pandemia, tristemente es tiempo.

*- El autor es graduado de la licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio.

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