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Un deseo para cambiar al mundo

En este nuevo amanecer de 2020, encontré un deseo que aunque utópico, sin duda cambiaría nuestro mundo.

En este nuevo amanecer de 2020, encontré un deseo que aunque utópico, sin duda cambiaría nuestro mundo. La paternidad me cayó como un costal de concreto fraguado sobre la cabeza, quizá porque llegó en una etapa mucho más madura de mi vida y no en la prístina juventud. A mis 40 todo lo analizo mucho más a fondo, me lo tomo más en serio y lo siento más profundo e intenso. Observando a mi bebita de madrugada, viendo como pasaban las horas sin que el tiempo me pesara, tuve un solo deseo que se dibujó entre su redondo perfil y el vapor condensado de la ventana. Mi único deseo es que todos los padres del mundo vean, amen y protejan a sus hijos, como yo veo, amo y protejo a mi bebé. Así de sencillo y simple mi deseo es.

Porque con bebés protegidos, no existirían adultos ladrones, delincuentes ni "hombres perdidos". ¿Imaginan un mundo donde cada recién nacido es amado, respetado, educado y atendido? Un bebé es un hermoso recipiente en el que podemos guardar cualquier cosa, por eso deseo que pongamos en cada uno de ellos sólo cosas hermosas. Todo delincuente o criminal consagrado, nació siendo puro, limpio, tierno y con un espíritu hermoso, fueron los padres principalmente quienes llenaron su interior con sentimientos y acciones que ese bebé no merecía o en otros casos no pusieron nada dentro de ellos que en un futuro los protegería, ya sea por decisión, cansancio o trabajo, simplemente los abandonaron o descuidaron.

Cuando un padre no protege con "vacunas morales" como virtudes humanas, empatía, ética, amor hacia los animales, respeto a la naturaleza o falla en educar con el ejemplo, entonces llegan "parásitos sociales" en forma de compañeros o amigos, que se encargarán de infectarlos con sus enfermedades mentales, sus pasiones retorcidas o vicios. Si en menor no está "vacunado" ni bien protegido, allí comienzan sus pasos hacia un horrendo camino. No es suerte ni destino, no es rebeldía ni porque él así lo quiso, seguro estoy de que todo "hombre perdido", fue un bebé o un niño, abandonado en amor, cuidados, palabras hermosas, sonrisas de aprobación, ternura, caricias, mimos, besos, miradas de orgullo y cariño en su seno familiar. Por eso este es mi único deseo en este año que acaba de comenzar. Feliz 2020 les deseo a todos mis lectores y amigos, pidiéndoles de corazón que amen, eduquen, protejan a sus hijos, pues por mi parte y para bien de ustedes, sus familiares y amigos, hasta el último día de mi vida, yo haré lo mismo con mi hija.

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