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La Iglesia en la era Francisco

La Iglesia católica cuenta con alrededor de 1,100 millones de creyentes a lo largo del mundo (Pew). Si fuera su población oficial sería casi equivalente a la de China

La Iglesia católica cuenta con alrededor de 1,100 millones de creyentes a lo largo del mundo (Pew). Si fuera su población oficial sería casi equivalente a la de China. Con base en los Pactos de Letrán, la Iglesia católica tiene su base en la ciudad-Estado del Vaticano y es gobernada por la Santa Sede. Actualmente, Jorge Bergoglio (papa Francisco) preside la Santa Sede desde 2013 en calidad de líder de la Iglesia católica y jefe de Estado.

Su trayectoria ha sido de mayor modestia y apertura en comparación con pontificados anteriores que buscaban preservar las tradiciones eclesiásticas en detrimento de una institución cada vez más anacrónica. La vocación social de Bergoglio destaca por su discurso solidario con movimientos migratorios, combate a la pobreza y causas ambientales. Lo anterior frente a un panorama político en América del Norte y Europa donde ascienden políticos con discursos en contra de estas causas… muchas veces asumiendo la defensa del cristianismo.

La separación Iglesia-Estado a través del secularismo es quizá una de las grandes victorias de la historia. Las guerras religiosas han cobrado y siguen cobrando millones de vidas a lo largo del mundo. El poderío que gozaba la Iglesia en países de mayoría católica impedía que avanzarán temas tales como igualdad de género y avances médicos y científicos. El secularismo aspiró a crear un Estado donde los asuntos públicos no fuesen guiados por dogmas religiosos sino por el uso de la razón. La religión fue relegada al plano de lo personal. La ley no sería más la de Dios sino aquella creada por el hombre.

No obstante, la Iglesia católica sigue siendo un actor relevante a nivel personal y político. Precisamente, desde esas posiciones de poder se ha encubierto a decenas de sacerdotes que cometen toda clase de delitos sexuales. Marcial Maciel es quizá el más repugnante y representativo de esta situación. Era tanto su poder e influencia con las clases acaudaladas mexicanas y eclesiásticas que pudo morir intocado e impune.

Día tras día salen a luz acusaciones contra esta gentuza y las cosas siguen igual. Más interesados están en la cima católica por preservar sus anacrónicas costumbres que castigar a estos criminales sexuales. Dios podrá “perdonarlos” pero ante la ley y el Estado deben ser procesados legalmente.

Ante la absurdidad y silencio del universo, el humano creó las religiones para brindar una narrativa a sus vidas. Estas mitologías otorgarían un sentido existencial y compás moral. Es decir, la religión fue nuestro primer intento hacia lo filosófico. A pesar de los avances científicos, millones siguen creyendo, otros no. Frente a este contexto, Bergoglio tiene por delante el reto de reivindicar una institución que pareciera decadente ante los avances de la ciencia y sus escándalos pero que sigue congregando a millones en búsqueda de sentido y moralidad.

Recomiendo ampliamente la película “Los dos papas” para profundizar en este y otros temas. Detrás de ambos pontífices hay seres humanos con angustias y tribulaciones. El poder, sea religioso o político, tiene la capacidad de hacer un paraíso en la tierra… o un infierno.

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