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Tuve la más incómoda conversación

Por primera vez en mi vida entablé una conversación con mi mujer que jamás imaginé tener…

Por primera vez en mi vida entablé una conversación con mi mujer que jamás imaginé tener… Le comenté que era hora de hablar seriamente sobre lo que deberíamos hacer en el caso de que en una plaza o vía pública, se desate un tiroteo. ¿De qué lado nos vamos, con los militares o los sicarios? Y no es una pregunta para tomar a broma ni tan a la ligera, pues las fuerzas del orden respetan y temen a los delincuentes, pero los criminales a ellos no.

La conversación continuó y determinamos ahora que somos padres, que si los plomazos se sueltan en un restaurante, el plan familiar es que ella proteja con su cuerpo a nuestra bebé, mientras yo volteo la mesa y las cubro a ellas. Les juro que esta fue una conversación real, que tuvimos la otra tarde, porque es la primera vez en nuestras vidas que nos sentimos inseguros en las calles que durante tantos años no parecieron tan cotidianas y familiares.

Pero nuestra casa ya tampoco se siente como un lugar seguro y vamos a hacer importantes cambios, mismos que por seguridad no voy a revelar. Solo diré que si alguien se atreve a entrar sin invitación a nuestro hogar, por la vida de mi hija juro que lo va a lamentar.

Luego de los lamentables hechos en Culiacán, solo me quedó muy claro algo: La 4T tiene tecnología que ni la NASA imagina en conseguir. Lo digo y lo sostengo, solo AMLO es poseedor de una auténtica “máquina del tiempo”. El presidente mexicano logró transportarnos 200 años al pasado, hacia el viejo oeste americano, donde el que mandaba era el que tenía la pistola más grande en mano. Vivimos en una película de Tarantino, en una novela de terror de Stephen King, en una realidad alternativa, donde ya es más seguro vivir con un payaso en una alcantarilla.

Advertidos estábamos, nada podemos reclamar. “Abrazos no balazos” y en Sinaloa quedó claro, que contra los malos no se va a pelear. En el México moderno los intocables son los criminales, pues les temen las autoridades y cuando los capturan, los defienden los de Derechos Humanos. Ahora sí como decían el Chavo, “¿quién podrá ayudarnos?”. La respuesta es sencilla: Nosotros mismos con lo que tengamos, con las uñas, con los dientes y con las manos. No existe ya autoridad que pueda protegernos, estamos solos en la tierra de nadie… ¡Perdón!, quise decir en la tierra donde mandan los criminales.

* El autor es graduado de la licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio.

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