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Hamparte

En cuestión de arte vivimos engañados desde hace más de un siglo.

En cuestión de arte vivimos engañados desde hace más de un siglo. Veamos. En México tenemos a Avelina Lesper, en España a Antonio García Villarán (lo recomiendo mucho en YouTube y su libro “El arte de no tener talento”), como famosos en denunciar eso que algunos le llaman hamparte, a mí me gusta el término. Se refieren a eso que nos hacen creer es arte y no es más que una tomada de pelo o una exageración. Cuando estudiamos los criterios para entender este concepto de fusión de la palabra “hampa” con “arte”, entendemos que hasta la Mona Lisa es una exageración. Una de las obras de Da Vinci menos magistrales que, a partir de que se la robaron hace un siglo, su imagen dio la vuelta al mundo en los periódicos. Desde entonces es la pieza más visitada, la mayoría de los visitantes al Louvre le toman una foto o una selfie. Recientemente se vendió una obra de Jeff Koons (ex de la célebre actriz porno Cicciolina) en casi 100 millones de dólares, imagínense un conejo inflable en grandote y metálico. Este “artista” tiene algunas de las piezas más conocidas en importantes museos de arte moderno. Damien Hirst puede vender una vaca o un tiburón partidos en dos, preservados en una especie de formol, por millones también. Un “artista” vendió carísimo un vaso con agua, con él se vendieron sus instrucciones y derecho de autor para declarar un objeto cotidiano, transformado o no, en una obra de arte, eso lo inventó y agotó su creador Duchamp. Incluso se nos generó la idea de que Van Gogh es un genio o un gran impresionista, para qué les cuento el precio de sus obras. Se trata de denunciar la ideología que carga libidinalmente, en el sentido freudiano, lo banal. En México tenemos un gran hampartista, Gabriel Orozco (favorito de Fox y AMLO), busquen su obra. También mucho se podría decir del hamparte en la música y la danza. Ni qué decir de los performances. Para los viejos que sepan quién es Yoko Ono, ella es la reina del hamparte, un gran error de Lennon. Hamparte no se usa para una obra de calidad mediocre, se usa para definir algo que la ideología del mercado nos hace pensar y sentir como arte. Miró es otro gran o Tàpies. En años recientes, dos de las exposiciones más visitadas en México fueron de Yayoi Kusama y la de Botero, otro ejemplo de cómo nos venden la idea de lo sublime en lo banal. Hay que familiarizarse con esta lectura del arte para reencontrarse con los verdaderos maestros.

* El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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