Termómetro mental
El asesinato de Colosio fue ejecutado por un asesino en solitario. Esta afirmación es tan cuestionable como que no lo fue. Pero es una posición basada en evidencias y no en ocurrencias. Las evidencias indican lo solitario, las circunstancias sociopolíticas sugieren lo contrario. Pero así es la vida. Hasta ahora que pasaron unos días del 25 aniversario luctuoso del que fuera candidato a la presidencia y virtual presidente de México me atrevo a escribir sobre una tesis que he sostenido y estudiado desde entonces, no quiero herir susceptibilidades. A todos nos dolió y afectó ese terrible suceso. A lo largo de los años he venido leyendo y escuchando a los que aseguran fue un crimen de estado, un complot. Todas son suposiciones y teorías sin más base que los posibles motivos políticos. Pequeñas irregularidades o movimientos insignificantes pretenden sostener una propuesta que a nivel forense no se sostiene. A los que le tocó vivir en esa época recordarán supuestas pruebas del complot tan disparatadas y vergonzosas como el análisis del video por “expertos” forenses españoles contratados ex profeso. Algo así como con el asesinato del ex gobernador de Guerrero y cuñado de Salinas de Gortari, Ruiz Massieu. Aunque en este caso es evidente y confeso que fue un complot, el apetito por disolver la inquietud social de no encontrarse al autor intelectual llevó a que la PGR pagara millones a una vidente para resolverlo, efectivamente los condujo a un cráneo semienterrado, había sido sembrado. Uno de los casos más bizarros de la historia forense mexicana en donde la desesperación llevó a contratar a una bruja. En el caso Colosio no hay cabos sueltos, es evidente que fue un error de seguridad exponer a empujones de la multitud al candidato, en ese caos obviamente no puede haber cabos sueltos porque en el caos no hay orden. Varios inocentes sufrieron arresto y tortura en la necedad de que tendría que haber complot. Que el asesino confeso y videograbado en el acto esté vivo y con 25 años de observación e interrogatorios, aunado a que se trata de una persona con un coeficiente intelectual promedio, si no es que bajo, y una pobre educación, demuestra lo solitario. Cuando asesinaron a Trotsky también atraparon al asesino in fraganti, pero se trataba de alguien con una inteligencia superior y alta educación, solo así se puede entrenar a alguien para que no cometa errores que dejen pistas. A mi maestro, el genial Dr. Quiroz Cuarón, le llevó meses de jugar ajedrez con el asesino y una escucha casi sicoanalítica de sus sueños para destapar el complot contra Trotsky. Se necesita una inteligencia y entrenamiento extremo para no soltar pistas de un complot. El asesino de Colosio carece de ambas. * El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.
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