El ojo del marketing
“¿Por qué perdió el interés? si estaba muy decidido, me apresuró para entregar la cotización ¡Quería empezar ya! ¿por qué ahora no me entrega la información? ¡si ya pagó!" Estaba haciendo lo que mas me gusta hacer: pensar en voz alta, mientras mi contraparte solo servía de pared, yo le rebotaba la pelota, ¡ya sé! ¡Es un cliente obeso! ¡eso es! Y en ese justo momento salió la clasificación de clientes muy atípica. El cliente obeso. Es el que se entusiasma repentinamente, quiere respuesta inmediata “el lunes empiezo”, tiene toda la buena intención de incorporar el marketing profesionalmente, le excita la idea de acariciar esa posibilidad, siente que al dar anticipo dio un gran salto ¡ya lo incorporó, ya! Así como cuando una persona quiere ponerse en forma y compra malteadas dietéticas, outfits deportivos, extractor y contrata entrenador, sigue con la adquisición de guantes para pesas y l-carnitina (lo digo por una amiga no vayan a pensar.. ok sigamos); Dígame Usted ¿cuánto cree que dura ese entusiasmo? ¿3 días? ¿2 semanas? Así nuestros clientes obesos, abandonan porque no pueden cambiar de hábitos, pierden interés “si así estoy bien” entonces ese cliente hace mucho daño porque para justificar su desdén reparte culpas, así como el obeso culpa al nutriologo “a mí no me funcionó” ¿really? Buenas intenciones momentáneas. El cliente con cáncer. Una crisis en la empresa es igual que un tumor, no sale de la noche a la mañana, es una consecuencia de no detectar a tiempo la célula cancerosa. así hay clientes, que aunque le digamos en el diagnóstico: "este y este, serán un gran problema" lo omiten y lo niegan ¿Que pasa después? un proceso doloroso para recuperarse (en el mejor de los casos). Contrata a parientes o amigos sin considerar las aptitudes, no innova, no cuida a sus empleados, abusa porque es líder. El cliente diabético. Es aquel que aprende a vivir con su enfermedad, usualmente empeora porque no sigue las mínimas recomendaciones, imprime volantes, evade impuestos, sobrevive… El cliente atleta. Es el ideal, trae ritmo, se preocupa por evolucionar, cuida a sus empleados como si fueran sus órganos ¡este cliente es el hit! El cliente melate. Quiere todo pero sus recursos son limitados “ya me vi” este cliente es simpático porque por lo menos tiene la actitud, hay que ayudarlo al “como si” y cuidar que no enferme. Se que hay mejores clasificaciones, ésta es la mía, sigo patrones, salvando las diferencias comparo el marketing con la medicina, ambos diagnosticamos, vemos que "le duele" al cliente, lo corroboramos con estudios y después proponemos tratamiento, así funciona el marketing ¿o acaso ud. llega al médico pidiendo una operación laparoscópica del duodeno? ¿no verdad? ¿Entonces por que llega a su agencia pidiendo que le hagan una estrategia digital? Y lo peor de todo, hay "profesionistas" que hacen caso a ciegas ¡No! lo correcto es que Ud. le diga al especialista lo que siente ahora y como se quiere sentir después (objetivos), un verdadero profesional lo va a escuchar y lo va a guiar, si le hace caso a ciegas huya, ud. paga para que le digan que hacer o si no ¿para que? recétese solo en casa. Escrita con amor a los que no son mis clientes ¡yo estoy rodeada de puro atleta! * La autora es estratega de marketing, directora de Adirektiva, miembro de la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias.
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