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Termómetro mental

es una pregunta sobre algo extremadamente complejo. El amor y la muerte han sido los grandes temas de la filosofía, la religión y el arte. Es un tema universal con manifestaciones tan diversas como culturas e individuos. Las culturas budista, islámica o cristiana tendrán formas distintas de responder a lo que es el amor y la forma de amar. En el mundo occidental se enfatiza el apego y la empatía, determinando las formas de actitudes, emociones y experiencias. En el ámbito religioso cristiano se privilegia la bondad y la compasión del ser humano con base en el amor supremo a Dios. En la política, vivimos en México la introducción del concepto del amor en el discurso presidencial, es algo extraordinario en la historia moderna. El amor de pareja es singular, en ella hay el componente sexual en juego. El discurso amoroso surge en los momentos más climáticos de la sexualidad, aunque no necesariamente se ame. La dimensión instintiva del sexo altera el ideal del amor humano, aparece el orden de la necesidad biológica. Fuera del amor en pareja hay una asexualidad dominante, como en los amores familiares o ideales. La monogamia amorosa se impone, en el momento del encuentro sexual, lo amoroso es exclusivo. El problema es con el amor duradero, cómo sostenerlo a largo plazo. En la familia “heredamos amores”. Salvo en el matrimonio, lo demás tú no lo escoges, te toca. Los amores entre padres e hijos están marcados por la consanguineidad, un destino que puede cursar dulce o amargo, pero siempre estará allí. Existe el amor no hablado, el platónico. Una sensación amorosa que se mantiene en secreto, un amor no correspondido o imposible. El amor puede ser irresistible y provocar grandes errores, puede ser ciego., sobre todo en la juventud. Si bien es un facilitador mental para las relaciones interpersonales intensas, también lo es para precipitaciones. El cachorro humano es el que más tiempo necesita de un adulto para sobrevivir. Necesita que otro lo ame, en estas relaciones originales se forja la sensación amorosa. Sin embargo, desde que nacemos los dados están echados en lo genético, y esto determina mucho la capacidad y forma de amar del individuo. Cada uno de nosotros tenemos una capacidad y forma innata de amar, hay quienes están enfermos y padecen de una alteración de la empatía. Paradigma es el extremo del sicópata incapacitado para amar. Las alteraciones del amor pueden ser pasajeras como en un episodio maniaco bipolar o en un enamoramiento súbito de la persona “border”. Sustancias específicas estimulan una parte del cerebro, la memoria de una persona se carga libidinalmente y mientras esté activada se mantendrá amorosa. Celebremos este catorce. *El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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