Radiactiva*
La situación en Estados Unidos está muy tensa, pues el presidente Donald Trump busca ferozmente su reelección, en un año en que ha perdido su mayor peso político en el Congreso. Los demócratas le han puesto freno a sus intenciones de levantar un muro, le pusieron llave al dinero del fondo para desastres y le han dejado claro que ya no es el hombre más poderoso del mundo. Mientras esto sucede, en México llega al trono Andrés Manuel López Obrador, un presidente populista que no escucha razones lógicas ni científicas al momento de tomar decisiones, que para bien o para mal nos afectan a todos. En su cabeza nevada, lo correcto es darle paso libre a cualquier caravana migrante que decida cruzar la frontera, para usar como trampolín a nuestra tierra. Con el argumento de intentar llegar hasta el norte para solicitar asilo humanitario o político en Estados Unidos, miles de personas están llegando a México haciendo trámites simulados para tener un libre tránsito. Y me atrevo a decir que son simulados, pues aunque supuestamente les solicitan identificaciones, media filiación y otros requisitos para ingresar a territorio nacional, la realidad es que si no cumplen con ninguno, simplemente cruzan en masa y a la fuerza, ante la mirada complaciente de nuestra autoridad. Curiosamente este escenario de “crisis humanitaria” se da cuando Trump más lo necesita, en el preciso momento en que enardecer el sentimiento de miedo y animadversión resulta más conveniente para ganar una elección. Si los mexicanos no intentan cruzar en masa y de manera descontrolada el muro fronterizo, entonces se necesita a otro tipo de gente que se pueda manipular para intentar saltar. Quienes vivimos en Tijuana, sabemos perfectamente bien que un trámite de asilo en Estados Unidos, puede durar meses, años o jamás ser autorizado. Pero la presencia de esta pobre gente, en las calles o albergues, es material político invaluable para mantener una política antimigratoria en el país del norte. Lo que en apariencia es una crisis humanitaria, para quienes lo vivimos día a día y hemos sido testigos de la migración masiva, es un plan solapado por el Gobierno Mexicano, para seguir siendo el patio trasero del imperio americano. Nos guste o no, se antoja evidente que existe complicidad de nuestro Gobierno Federal y quien no quiera ver, que está muy bien planeado el daño que estratégicamente se ocasiona, mejor que aplauda como foca y se ponga a dar maromas. * El autor es graduado de la licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio.
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