Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / notamigracion

Termómetro mental

La corrupción en México sí es cultural, aunque en eso no concuerda nuestro Presidente. La esencia del pueblo mexicano no es la bondad y la honradez como lo asevera, lo mismo se podría proponer en cuanto a la maldad. Me permito suponer que el presidente está políticamente obligado a proclamar que el mexicano es bueno. Un pueblo no es malo ni bueno en sí, es lo que la cultura, su historia, le determina. La circunstancia de la historia de México ha estado plagada de corrupción desde la Colonia. Hasta ahora ha ido tan rápido como va pudiendo con estos primeros golpes que le asesta a la corrupción. Con Pemex literalmente estalló. Tragedia que debería haber generado fobia a una fuga de combustible, pero muchos siguen repitiendo la festiva convocatoria a servirse de una toma clandestina. El contagio, el goce de la transgresión colectiva es parte de nuestra historia. Pareciera que robar sin violencia es cosa de listos. Llevamos siglos de tradición en donde los gobernantes roban, los poderosos roban, y lo hacen en lo oscurito, se generó cierta hipocresía y tradición. Si alguien consigue una toma clandestina de electricidad o de agua, sin tener carencias mayores que lo expliquen, se interpreta como astucia, como un logro. La consigna es, si puedes, aprovecha. El robo en lo oscurito se da hasta en la casa y trabajo cuando se piratea o extrae algo sin pagar en la red. Un programa informático, una película, música que se consiguió de manera trucada es visto con beneplácito. No son pocos los padres que le piden a sus hijos adolescentes les bajen tal o cual contenido sin tener que pagarlo. Si el padre lo pide o hace, es que está permitido. Al hacerse colectivamente hay mirada colectiva de aprobación, máxime cuando fue promovida durante sexenios. El escalofriante dato de que el 99% de los delitos en México quedan impunes es ilustrativo. La tragedia reciente no necesariamente tendrá un efecto de aprendizaje e invitación a la honestidad. Podría incorporarse a la colección de macabras singularidades en nuestra historia. ¿Cuántos de los cientos de afectados habrán votado por AMLO? Yo imagino que más de la mitad. Sin embargo, estaban allí, compartiendo el festín del huachicol, unas 800 personas con recipientes listos a la mano, la mayoría no por primera vez. En San Primitivo había una verbena, por supuesto que los soldados y policías no podían haber estado más que a distancia vigilando y disuadiendo. Hubiera sido un error que ellos murieran allí. Yo aplaudo el manejo del ejecutivo en este primer gran capítulo anticorrupción. Ha dado muestra de gran estadista, nada fácil el momento, nada fácil intentar modificar conductas más que castigarlas, nada fácil perdonar y educar. * El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados