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Termómetro mental

Para iniciar el año, he aquí unas perlas del nuevo presidente del Brasil. Las usó para instigar el potencial fascista y ganar las elecciones. Las homofóbicas: “Sería incapaz de amar un hijo homosexual, prefiero que un hijo mío muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo por ahí”; “menos mal que me dieron unas nalgadas de chico, mi padre me enseñó a ser hombre”; "no voy a combatir ni discriminar, pero si veo a dos hombres besándose en la calle los voy a golpear"; "el 90% de los hijos adoptados (por parejas homosexuales) van a ser homosexuales y se van a prostituir, con seguridad". Las misóginas: “…Es muy fea, no es de mi gusto, jamás la violaría. Yo no soy violador, pero si fuera, no la iba a violar porque no lo merece” (dirigiéndose a una diputada); "no emplearía (hombres y mujeres) con el mismo salario. Pero hay muchas mujeres competentes". Racista también: "No es una cuestión de colocar cuota de mujeres. Si ponen mujeres porque sí, van a tener que contratar negros también". La mitad de la población brasileña es afrodescendiente y de ellos dice: “Creo que ni para procrear sirven, no hacen nada”; “más de mil millones de dólares al año estamos gastando en ellos". Al ser interrogado sobre la posibilidad de que un hijo se enamorase de una negra dijo: "No corro ese riesgo porque mis hijos fueron muy bien educados". Plantea que ha faltado mano dura y hay que fusilar al delincuente o ametrallar su barrio, que el error fue torturar sin matarlos. Hasta propone bases militares americanas en su territorio y correr a todo burócrata de izquierda o ateo. Manifiesta que mantendrá la tradición de un Brasil judeo-cristiano (sic). El movimiento pendular de izquierda a derecha es un fenómeno brasileño del que debemos aprender para prevenir. Las metas tan altas que ofrece AMLO pueden no ser cumplidas al extremo que él ofrece. Por ejemplo, suponer que se puede implementar en un par de años un sistema de salud universal a nivel de excelencia como en Dinamarca es absolutamente imposible. Hay que dirigirnos para allá, pero entender que resolver la corrupción, la criminalidad, la extrema pobreza, la pésima impartición de justicia lleva más de seis años, pienso debería de moderar los tiempos y mantener las metas. La frustración social por no tener resultados rápidos podría mover el péndulo político hacia la derecha. El entusiasmo y las expectativas de más de la mitad de los mexicanos son muchas, la frustración podría ser mayor y dar un giro a la brasileña. Hay que tener la guardia en alto ante la derecha, el perfil de Brasil no es tan distinto al nuestro. * El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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