Radiactiva*
Aunque dicho estado está a casi tres mil kilómetros de mi frontera, lo que sucede allí me inquieta de sobremanera… ¡Pobre pueblo, pobre Puebla! Este nuevo año, tiene un reto para el partido Morena: Actuar como un verdadero agente del cambio o como una viciosa hiena. Luego de la “indescifrable desventura” que arrebatara la vida a la Gobernadora Érika Alonso y su esposo Rafael Moreno Valle, no sólo vimos caer un helicóptero, sino también fuimos testigos de la voracidad de los partidos, a quienes no les ha importado un pepino el luto o la confusión nacional, pues antes de que las cenizas de los funcionarios terminaran de enfriarse, comenzaron una vez más a odiarse. Tanto nos quejamos del insufrible PRIAN, del chaquetero PRD, del parásito del PT que muchos creímos en las promesas de Morena. Y en este nuevo año, aún deseamos que las promesas de campaña, dejen de irse al caño. Debe existir ética, honor y dignidad a nivel institucional, por ello la propuesta de que Miguel Barbosa vuelva a contender por la misma gubernatura que perdió, hace ver sospechoso de la tragedia “morenovallista”, hasta a López Obrador. No digo que no vuelva a contender Morena en la siguiente elección, es su derecho y eso todos lo entendemos. El matrimonio caído nunca fue ejemplo de honestidad, ni rectitud y también hay que decirlo tal cual es, la muerte quizá limpió sus pecados, pero no borró la evidencia de sus vergonzosos actos en la administración pública de su estado. Por ello es importante que la oposición siga buscando enderezar el camino e intente limpiar la cloaca putrefacta que dejaron los antiguos “monarcas”… Pero, no es aceptable que el principal sospechoso del helicopterazo, el principal opositor y más grande “vociferador” poblano, vuelva a contender por el mismo puesto que legalmente perdió. Esa voracidad rapaz es la que no debe continuar. Existen muchos morenistas, más centrados, menos divisorios y sobre todo que tienen más limpia la boca y las manos. Todos menos él, todos menos el principal beneficiado por una tragedia que aún nadie ha aclarado. Y atentos, que usé la palabra tragedia y no magnicidio, tal como al propio Barbosa se le salió inconscientemente decirlo. En la política no hay coincidencias, eso sí lo creo y el hecho de que el candidato de Morena anunciara que Érika Alonso nunca iba a gobernar y que los dos cónyuges hayan ido en el mismo trágico vuelo, a muchos nos quita el sueño. Todos menos Barbosa, ¡todos menos esa agresiva morsa! * El autor es graduado de la licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio
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