CaliBaja
Comenzamos la semana teniendo la oportunidad de ver el trabajo de construcción de ocho prototipos para el muro fronterizo propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Ya llevan tres semanas de construcción y desde que comenzó el 26 de septiembre pasado, únicamente han erguido cinco de estas muestras, lado a lado, en un área designada para ello en Mesa de Otay. Estas edificaciones nos muestran las diferentes propuestas de cómo se busca evitar el cruce ilegal de inmigrantes hacia los Estados Unidos, incluyendo elementos antitúneles y tecnología de vigilancia e inteligencia de punta. El tono de este proyecto ha sido manejado de manera negativa por la mayoría de los medios en EU, haciendo críticas de la inversión necesaria para edificar el muro a lo largo de la frontera y su impacto en la balanza comercial de los Estados Unidos, hasta el extremo de verlo como un acto de ruptura en la relación comercial y social con México, impidiendo el flujo de productos, servicios y, francamente, nosotros los mexicanos. Lo que he tenido la oportunidad de apreciar de primera mano ha sido que la cuestión industrial y de manufactura de nuestra ciudad está en repunte, con una disponibilidad de espacios en renta en áreas industriales históricamente baja en ambos lados de la frontera, tanto en la parte de Otay Mesa, del lado americano, oscilando entre un 3% y un 4% de disponibilidad, homologado en las principales áreas industriales de nuestra ciudad, las opciones son pocas y a precios que obedecen la ley de oferta y demanda. Las industrias de productos médicos, electrónica y automotriz han ido creciendo de manera paulatina con expansiones, nuevas líneas de productos que se integran a sus programas de producción y esto trae consigo la cadena de suministro que las alimenta. Y ahora, hablando de colaboración binacional entre autoridades, se está probando un programa que se espera lanzar este mes en la garita de Otay. Por primera vez en la historia se espera que los oficiales de Estados Unidos y México realicen inspecciones conjuntas, uno solo puede esperar que los tiempos de espera se vean significativamente reducidos. El programa piloto permitirá que los usuarios inscritos en el programa de transporte de carga segura conocido como FAST (Comercio Libre y Seguro, de acuerdo con sus siglas en inglés) renuncien a las inspecciones de salida en México y en su lugar vayan directamente al puerto de los Estados Unidos para ser inspeccionados simultáneamente por oficiales de ambos países. Claramente los modelos de colaboración estrecha entre autoridades locales, estadounidenses y mexicanas, para facilitar el flujo de comercio entre ambos países es prueba que lo que sucede localmente sobrepasa los comentarios nacionales que se manejan con la incertidumbre que rodea el tema del muro, Nafta y otros asuntos que han venido inundando las redes y los medios masivos. Tijuana y Baja California son y serán punta de lanza para los distintos e innovadores modelos de colaboración binacional. Siendo esta mi primera participación como columnista en FRONTERA, acudí a la ayuda de una buena copa de vino de nuestro gran valle para inspiración y motivación, dando también como resultado el título de dicha columna. * El autor es un creyente en Tijuana, hijo adoptivo de esta gran ciudad y ciudadano binacional.
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