Termómetro mental
Aún recuerdo cuando el llamado terrorismo era producto de la guerra de guerrillas como un movimiento de liberación nacional. En nuestro continente fueron célebres las acciones de los Montoneros, pero hubo muchas en el planeta como Irlanda, País Vasco y otros que tenían acciones violentas que apuntaban contra el enemigo de su causa. Siempre había un código de honor, de procurar no afectar a personas ajenas al conflicto, el enemigo estaba bien identificado. Después la violencia del narcotráfico, recordemos los bombazos en Colombia, hizo del terrorismo una actividad criminal afectando a cuanto inocente se cruzara en el camino. El terrorismo actual tiene una forma, causa y objetivos novedosos. Respecto a la forma llama la atención que en el terrorismo yihadista se han cambiado las bombas por chalecos explosivos, las armas de alto poder por cuchillos, los sofisticados atentados por la infernal genialidad de usar nuestros propios vehículos. Los aviones de las Torres Gemelas fueron los primeros vehículos usados como arma, pero ahora el uso del automóvil introduce un recurso particularmente terrorífico, un carro no era objeto de temor, no cuento los carros bomba en donde el carro era el contenedor, no el arma en sí. El más difundido terrorismo es el llamado yihadista, término que le usurpó al islam un concepto, el Yihad mayor, que propone ser un buen musulmán como familiar o persona en general, una propuesta amorosa hacia el prójimo siguiendo los preceptos del Corán. Los yihadistas terroristas tienen la tendencia a matar a todo el que no sea devoto musulmán autoinmolándose en el mismo acto en que mata al otro. Atacan con autos y cuchillos, hay una tendencia al uso de instrumentos de uso cotidiano como forma de arma. Los amantes del cine de terror recordamos que la primera idea del carro como objeto de terror fue ese Plymouth Fury 1958 de la novela Christine del amo del terror Stephen King, vea la película del mismo nombre dirigida John Carpenter, es muy buena, y la música es fenomenal. Sí, era un carro que nos inspiraba terror, pero su genialidad era que, si bien materializaba las fantasías de venganza de una víctima de bullying, a su vez tenía una especie de espíritu propio, una capacidad de renacer como ave fénix. Así vemos estos atentados en vehículos en donde sabemos que hay gente al volante pero que desaparece, muere, está al volante el odio a los infieles. Terrorismo fuera de México, aquí tenemos terror cotidiano, noticia de todos los días, esto sí es infernal. * El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.
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