Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / notamigracion

Satiricosas

Corrían años de Regencia priista en el D.F. y nadie podía detener la invasión diaria de la ciudad de millones de provincianos por mil razones, pues como siempre, el campo estaba abandonado y no daba para vivir, como siempre, fuera de México todo era Cuautitlán dado que todas las decisiones se tomaban en LA CAPITAL, pasara lo que pasara sin importar donde. A protestar, se iba automáticamente a México, D.F. No había de otra. Sólo en la hoy llamada Megalópolis (con un dejo de tontísimo orgullo) se arreglaba todo, obtener permisos, hacer negocios, acceder al poder. Así empezó a complicarse el tránsito de vehículos que hoy tiene al borde del colapso a la recién estrenada CDMX, algún lejanísimo día “la región más transparente del aire”. Por estas razones siempre vigentes, hoy a la enésima potencia, hay que buscar solución a las manifestaciones “democráticas” que ningún gobierno detiene por falta de lo que se sabe, pero sobre todo por desconocimiento de lo que en realidad preconiza la democracia. Simplemente privilegia los derechos de millones sobre los de unos cientos o miles de manifestantes: La inmensa mayoría manda sobre la (bien que mal) exigua minoría. Sorry! Relata sus reflexiones en un cuento de entonces el Angel o la Angela de la Independencia, diría Vicente Fox, inventor de “todos y todas”, los niños y las niñas”, etc. que un feminismo tonto adoptó como la gran cosa, pero al que la Academia de la Lengua por fin le paró el alto. Fue escrito en tiempos del fenecido amigo Manuel Camacho Solís, (1946-2015), regente priista de la ciudad, con Salinas de presidente. Se publicó en “Quehacer Político, pues como los Salinas Brothers me corrieron del diario Excelsior, no volví en 3 años a escribir en periódicos ni estuve en radio como protesta, pero Jorge Meléndez, otro generoso amigo, director de la revista, insistió en que escribiera. Va, le dije, pero cuentos, no artículos y sólo sobre una República Bananera . Después con otros, se integró (creo) al libro “Los periodistas mueren de noche” (Grijalbo 1993). Vamos a ver si la receta angelical sirve todavía el d´+ia de hoy porque no hay nada más sensible en este momento de la historia que ¡el bolsillo! El Ángel “Veía pasar las manifestaciones, una tras otra, durante días, meses, años. Escuchaba los reclamos de los manifestantes llegados de todos los confines del país, pobres diablos a los que nadie les resolvía nada y creían que gritar ante el dios del Centro sería una solución. Se indignaba con los grupos capitaneados por líderes vivales que chantajeando a la ciudad obtenían prebendas. Pero también subía hasta su altísimo pedestal la desesperada furia de los habitantes de la capital tan torturada, sobre la que había velado con buen éxito en otros tiempos. Sintió un nudo en la garganta: otros tiempos… otros tiempos… ¿Por qué los bananeros eran tan infieles, tan tontos, tan inseguros? . ¿Por qué cada seis años creían cambiarlo todo? ¿Por qué cada alcalde necesitaba tener un símbolo propio y aplicárselo a la ciudad para prepararse a la presidencia? El “Angel de la Independencia”, o “Ángela” a juzgar por sus erectos senos, es del sexo Femenino - giró su cabeza hacia el sur para mirar de muy arriba a la que había venido a hacerle la competencia, una diosa romana que en sus tiempos solo había adornado la amplia avenida y ahora era fuente. Tenía su historia, la pobrecita, ya que le ponían y quitaban pantaletas según el criterio del gobernante en turno, la transportaban de un lado a otro y provocaba entre las señoras, que fueron jóvenes en los años 40, una divertida competencia: muchas reclamaban el honor de haber sido la modelo del escultor hasta que ganó el trofeo definitivo, Helvia Martínez Verdayes de Díaz Serrano, pero además de glorificar la belleza mexicana ¿qué hizo la diosa por la Capital desde su nuevo y húmedo pedestal? La urbe era más difícil de transitar que nunca., debido a las endiabladas manifestaciones. Pero ya era hora de actuar . ¿Qué no un gran alcalde se había percatado de su presencia y había llamado a Bananas City “Una ciudad con ángel ? Reprodujo su imagen en cientos de ejemplares de plata y de oro, en medallas en fotos, en objetos utilitarios varios. ¿Entendía quizás que un ángel protegía a la ciudad? Enojado por tanto agravio, el ángel había dejado por la paz su misión protectora, había deshabitado su cuerpo de oro, pero ya que nadie hacía nada y que el nuevo alcalde Manolo Chocama, por propia convicción y por falaces órdenes superiores, tampoco había encontrado la manera de detener la terrible marea de manifestaciones buenas o malas, con razón o sin ella, pero todas muy nocivas para la ciudad, él tenía que poner manos a la obra. ¿Cómo? Desde su alto puesto de observación presenció los días que siguieron a su decisión de salvar a la ciudad desde pequeños incidentes acaecidos a lo capitalinos hasta graves tragedias: Una pareja se dirigía en su auto al hospital . La mujer estaba a punto dar a luz, pero no pudieron pasar por ningún lado al hospital porque una manifestación de miembros de “Provida”, contra un “programa de Cristina”, tenía bloqueada la mitad de la ciudad. El marido tuvo que apagar el motor para ayudar a su pobre esposa en la labor de parto . Como era inexperto en esas lides no supo desenredar el cordón umbilical del bebé y este murió ahorcado. Varias horas esperó el adolorido matrimonio paso hacia hospital ya tan poco útil. En el lado opuesto de la urbe, en cambio una pareja en iguales circunstancias tenía la fortuna de ver nacer un bebé sano y rozagante en medio de nubes de gasolina quemada, gracias a que el taxista, que la conducía al sanatorio había tomado cursos de paramédico. Ahí se trataba de una manifestación de limpiaparabrisas que exigían el registro de su sindicato. Eran frecuentes los partos en su auto, por lo que el taxista ya lo llamaba “Cuna motorizada”. La joven y feliz madre alcanzó a quejarse con razón : “ Sí, pero parí con dolor por culpa de esos desgraciados” El Angel no creía lo que veía. Esa misma tarde también por no haber podido llegar oportunamente al nosocomio, 23 personas murieron de infarto en la via pública. La manifestación vespertina conjuntaba a mil vendedores de muéganos que protestaban por la crisis de los cines. En la siguiente semana el Ángel detectó 353 casos de personas que habían perdido el avión por verse bloqueadas en las calles de la ciudad ; 912 tuvieron que volver a pagar un autobús foráneo. 128 novias cortaron a sus pretensos por llegar tarde o no acudir a la cita. 19 novios esperaron en balde a su futuras esposas a la puerta de la iglesia. Y muchas y muchos se quedarían solteras y solteros por el hecho de haber plantado a su pareja. 4537 empleados fueron despedidos de sus chambas por enésima impuntualidad. 2125 aspirantes a un empleo no pudieron llegar a tiempo a la cita que por fin les ofrecían. 90 hombres de negocios se vieron en la imposibilidad de cerrarlos, solo por no poder moverse en Bananas City . 1987 personas murieron en sus casas o en la vía pública por culpa de una ambulancia que nunca llegó debido a una manifestación en contra de los horrores de Bosnia- Herzegovina. 549 estudiantes fueron reprobados por no presentarse al examen del cual tenían ya acordeón. A la semana siguiente, el Angel detectó a 68 personas que tuvieron que ver a un psiquiatra por no poder dominar sus necesidades fisiológicas en la calle y haber tenido la vergüenza de circular con calzones sucios, por una manifestación de las indias marías de la ciudad de Aguas Calientes a las que quería sacar de las calles el gobernador Oto Grajales Roldán . Las enfermedades respiratorias producidas por la contaminación que se generaba en los tapones de vehículos carburando en toda la ciudad mientras bullían las manifestaciones dieron a ganaron millones a los neumólogos y aumentaron en un 30%. Y 1308 personas fueron robadas y asaltadas en los congestionamientos. La tasa de suicidios se incrementó en aquellas semanas en 15% y la de homcidios en 35%. El Angel de la independencia estaba desolado. ¿Qué hacer? Para salvar a gente de tanto horror? Allá abajo la diosa romana se pavoneaba entre sus chorros de agua como si nada. Pero él era el ángel protector de la ciudad. NO una estatua de ornato. Esa noche no pegó el ojo de tanto pensar una solución . Pero por ahí de las cinco de la mañana, antes de que despuntara el sol, recibió el mensaje iluminatorio : Hay que cobrar por las manifestaciones. Tanto por hora. Tanto por una buena avenida, y tanto más por una plaza. Las manifestaciones dejaron de ser gratuitas. Había que compensar los derechos humanos de los capitalinos impedidos de moverse y pagar muy caras las consecuencias. El procurador Diego Desvala abrió casetas de entrada a las avenidas. A peso la entrada por el derecho a manifestar en calles de propiedad común y sólo por media hora. Abrió oficinas de denuncia por daños: Por pérdida de empleo, porque los cultivadores de fresas de Irapuato manifestaban por su mala cosecha. En caso de muerte, porque no llegó la ambulancia, los deudos podrían hacerse de millones que pagaría el líder del sindicato de revendedores de boletos taurinos. Los directivos de las marchas serían todos multados … Uf. Los partidos obligados a pagar por su propaganda callejera fueron los primeros en “respetar los derechos de los capitalinos” y desde el calor de u hogar pagar a periódicos y estaciones de radio para difundir sus brillantes ideas. En suma el derecho a la manifestación en la calle SE HIZO DE PAGA. Santo remedio. Muy pronto el Angel volvió a reinar feliz sobre Bananas City arrancada a los manifestantes que se negaron en masa a que les arrancaran su dinero así fuera un peso por el constitucional derecho a desquiciar la ciudad”. * La autora es analista político.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados