Retrocedemos
Babalucas trabajaba con dos amigos suyos en el piso 90 de un rascacielos en construcción. Un día se dispusieron a comer sentados en la más alta viga de la obra. El primer amigo abre la bolsa de su lonche y exclama con disgusto: “¡Oh no! ¡Otra vez sandwich de pollo! ¡Todos los días sandwich de pollo! ¡Si mañana vuelvo a ver en mi bolsa un sandwich de pollo me arrojaré al vacío!”. El otro abre su bolsa. “¡Oh no! -exclama con igual disgusto-. ¡Otra vez sandwich de atún! ¡Sandwich de atún todos los días! ¡Si mañana vuelvo a ver en mi bolsa un sandwich de atún me arrojaré al vacío!”. Abre su bolsa Babalucas y exclama con el mismo enojo de sus compañeros: “¡Oh no! ¡Otra vez sandwich de huevo! ¡Sandwich de huevo todos los días! ¡Si mañana vuelvo a ver en mi bolsa un sandwich de huevo me arrojaré al vacío!”. Al día siguiente, a la hora del lunch, el primer amigo abre su bolsa. “¡Otra vez sandwich de pollo!” -grita. Y así gritando se arroja al vacío. El segundo abre su bolsa: “¡Sandwich de atún otra vez!” -clama. Y así clamando se arroja al vacío. Babalucas abre su bolsa. “¡Otra vez sandwich de huevo! -impreca. Y así imprecando se arroja al vacío. En el velorio de los tres dice muy triste la esposa del primero: “No me lo explico. Siempre creí que le gustaban mucho los sandwiches de pollo”. Dice la segunda con igual tristeza: “No me lo explico. Siempre creí que le gustaban mucho los sandwiches de atún”. Y dice también muy triste la esposa de Babalucas: “No me lo explico. Él mismo se hacía sus sandwiches”... Don Cornulio tenía un amigo, don Candidio, que siempre veía el lado bueno de las cosas. Un día le cuenta don Cornulio: “Estoy desesperado. He sabido que mi mujer tiene dos amantes”. Don Candidio lo anima. “Ve el lado positivo del asunto -le dice-. ¡Necesita dos hombres para sustituirte!”... ¡Cuánto daño le está haciendo la política a este País! En todas las naciones hay política, lo reconozco. La política es una pandemia universal. Sólo que en las demás repúblicas se hace política y también se trabaja, y en México se hace política nomás. Séame permitido entonces enunciar este axioma relacionado con la vida pública: “En un país dado, un día que no se avanza es un día que se retrocede”. No sé si esta proposición sea digna de ser inscrita en bronce eterno o mármol duradero, pero sí sé que es verdadera. Y me pregunto con angustia cuánto habremos retrocedido los mexicanos en estos años últimos. Según mis cálculos andamos ya por 1956. En ese año Don Larsen, de los Yanquis de Nueva York, lanzó un juego perfecto en el quinto partido de la Serie Mundial. Su catcher fue el legendario Yogi Berra. ¡Qué contraste con lo que en México sucede!... Bustolia y Nalgarina, vedettes de mucha moda, oían a un predicador callejero que tronaba contra la fornicación. “¡Mira! -exclama Nalgarina-. ¡Yo siempre había creído que fornicar era una tarjeta de crédito”... Simpliciano, joven inocente, viajaba por carretera en su automóvil, y subió a él a una linda muchacha que pedía aventón. Poco después los dos sintieron sueño. Simpliciano detuvo el automóvil a la orilla y los dos se dispusieron a dormir. Pero a la chica le vino en antojo refocilarse con el gentil mancebo. Le pregunta: “¿Qué pasa si una muchacha quiere hacer el amor con un muchacho en su automóvil?”. Responde con enojo Simpliciano: “¡Qué ingrata eres! ¡Yo aquí, tratando de dormir y a ti se te ocurre jugar a las adivinanzas!”... Doña Jodoncia y su esposo don Martiriano fueron a un restaurante. De pronto ella vio algo que iba sobre el mantel. Indignada va con el capitán de meseros y le dice: “¿Qué clase de lugar es éste? ¡Hay un insecto en mi mesa!”. “Disculpe la señora -responde el individuo con una cortés inclinación-. Pensamos que ese hombre venía con usted”... FIN. El autor es licenciado en Derecho, en Pedagogía y en Lengua y Literatura Españolas.