Los británicos de moda
A Mrs. Blair que por fin puso en su lugar a la pareja Bush, amiga de su genuflexo marido La desafiante señora Fox ya nos tiene a todos bastante fatigados, pero especialmente a las mujeres a las que no para de utilizarnos para explicar que todo lo malo que le sucede, todo lo que le hacen y le dicen, es por misoginia. Se escuda en un supuesto ataque a su condición femenina hasta para esconder el desorden o la corrupción en “Vamos México”, su fundación, que por cierto ha dañado a fondo a la verdadera asistencia privada que había en este País porque la señora quiere toda el agua para su sospechoso molino. El artículo de la británica Sara Silver, corresponsal del Financial Times, sobre las enredadas finanzas de “Vamos México”, no deja lugar a dudas. No mide a “la pobre” señora Fox más que con la vara de los números y de esa medición resulta que “Vamos México” no es algo claro ni transparente (el artículo original está en mi página web) y la respuesta de Marta la sume en el más profundo de los ridículos. Ya es hora de que la señora Fox deje de jugar a una pobre mujercita discriminada, cuando es exactamente lo contrario. Si no fuera mujer del Presidente obviamente no estaría donde está porque no posee ni la inteligencia, ni el conocimiento ni los méritos ni la experiencia para sentir que puede aspirar a una candidatura presidencial. Solita no logró ni ser alcaldesa de Celaya. Y trabajar el posible voto femenino basándose en “lo mal que la tratan”, es absurdo. Las mujeres no la quieren. Tiene desde luego amigas y cientos de lambisconas, pero no hay un solo grupo serio que apoye a Marta Sahagún para que brinque del poder transconyugal al poder a secas, por la simple razón de su mediocridad. Las mujeres que se interesan por el bien de su País, entienden que su juego que no consiste precisamente en impulsar las grandes causas femeninas (ni tampoco las masculinas), que puedan llevar a la mujer mayoritaria mexicana a la justa igualdad de oportunidades, que de eso trata la democracia . ¿O no? Al estilo de Evita , Marta prefiere usar a las mujeres del pueblo como telón de fondo de sus desafiantes discursos que recogen los medios, en lo que es ya un madruguete populista, una abierta campaña por la Presidencia, como la que hizo su marido, sólo que él desde abajo y ella desde arriba. Parapetada tras las mujeres, Marta Fox se molesta con los hombres que no son lo bastante galantes para promover su candidatura y desafía al PAN, al secretario del CEN de ese partido, Manuel Espino, otro siniestro yunque, pero acertado esta vez, quien le dijo que por ética política, por vivir en Los Pinos, debería renunciar a hacer campaña por la Presidencia del 2006. Por otra parte, Carlos Gelista, cabeza (hueca) del PAN capitalino, le ofrece el premio de consolación de la Jefatura de Gobierno del DF, como si “el otro País”, pudiera ser gobernado como la dicha Celaya que se le frustró. El problema de Marta Fox -y de México- es que esta señora no es la estadista que cree ser, que no tiene méritos para aspirar al gran puesto público que ambiciona. Al día siguiente de la salida de Fox de Los Pinos, la señora Sahagún recuperará sus exactas dimensiones, salvo obviamente si pudiera obtener DESDE EL PODER la candidatura. Por eso está en campaña. Ahora o nunca. Ella lo sabe, pero los mexicanos también. La mafia blanca y HSBC Y hablando de británicos, Lady Elizabeth Bond y Sir John Bond, presidente del banco que tontamente cambió su nombre mexicano por unas siglas que promueve con anuncios para parvulitos, aparecieron en plana entera en el diario de moda. HSBC, significa Hong Kong-Shanghai Banking Corporation y era hasta hace poco Bital, pero le cambiaron la denominación según dicen sus molestos empleados porque el nombre original recordaba "problemas y fraudes". Los elegantes ingleses decidieron que su banco no debía tener tan naco aroma mexicano. Pero no se necesita ser el agente 007, James Bond, a lo mejor hasta pariente del presidente del ex Bital, para oler el aroma propio del HSBC. Huele fuertemente a droga ya que fue fundado en 1865, aprovechando la victoria de la pérfida Albión en la Guerra del Opio. Los ingleses inundaron de opio a China a principios del siglo XIX y cuando China se rebeló, la invadieron (1839-40) y perdió la guerra. Así los ingleses se quedaron con la isla de Hong Kong que devolvieron en 1997. El inicuo comercio opiáceo continuó hasta 1919. El pasado domingo se selló el amor británico -mexicano con un gesto altruista de Lady Bond al entregar el HSBC un cheque por un millón de dólares a la Fundación Amistad Británico-Mexicana IAP", mexicanísima por supuesto, que maneja el hospital inglés, al que precisamente me referí el sábado pasado como “Cueva de Ladrones”, sin ser autora del título, pero habiendo comprobado su veracidad. Ese hospital puede cobrar por semana sin curar a sus pacientes 50 mil dólares, no obstante su mal servicio, higiene riesgosa y es que cobra los medicamentos tres veces más que cualquier farmacia. Yo le pediría a Sara Silver que investigue sus finanzas, pero que vaya más lejos y se interne en materia de iatrogenia, especialmente en lo que corresponde a “errores médicos” por la aplicación de productos muy caros como los de la quimioterapia, pues ahí como se dijo en el reciente Foro de Davos, según reporte del 23 de enero, del colega José Gutiérrez Vivó, en "Monitor": "... lo que a la gente se le aplica son métodos calificados por ellos (los oncólogos denunciantes en Suiza ) muy duros, muy salvajes que si no acaban matando el cáncer, acaban matando a la persona ...". www.manu-dornbierer.com.mx
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