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Abren una muestra del Apolo 17 y encuentran un material más antiguo que la Luna

Un diminuto grano de polvo lunar revela una firma química inédita que reescribe el origen del satélite y revive la teoría del impacto con un planeta perdido.

Cincuenta años después de que los astronautas del Apolo 17 recogieran muestras de polvo lunar, un diminuto grano de troilita conservado bajo condiciones estrictas ha revelado un secreto inesperado y más antiguo que la propia Luna. Esta muestra, resguardada durante medio siglo a la espera de tecnologías futuras, permitió a un equipo de científicos analizarla con una precisión imposible en los años setenta, confirmando la visión de los investigadores de la era Apolo que decidieron preservar parte del material para estudios posteriores.

Un análisis que solo el futuro podía lograr

Gracias a técnicas avanzadas de espectrometría de masas, los investigadores examinaron los isótopos de azufre presentes en la muestra, elementos que funcionan como una huella química capaz de revelar el origen y la historia de un material. Se esperaba que el azufre lunar tuviera una firma similar a la de la Tierra, pero el análisis reveló algo totalmente distinto: una marcada ausencia del isótopo azufre-33, una señal nunca antes observada en ninguna roca lunar.

Una firma química única que altera la historia lunar

Esta anomalía isotópica apunta a un origen extremadamente antiguo. Según los expertos, solo pudo formarse en un entorno primitivo expuesto a radiación ultravioleta en una atmósfera muy delgada, un tipo de ambiente que ya no existe en el sistema solar actual. Esto convierte al azufre encontrado en una reliquia excepcional, capaz de ofrecer nuevas pistas sobre el nacimiento de la Luna.

Dos posibles orígenes: la Luna joven o un planeta desaparecido

Los científicos consideran dos explicaciones principales.

  • Primera posibilidad: el azufre se generó en la Luna recién formada, cuando su superficie era un océano de magma que liberó isótopos más ligeros hacia una atmósfera temprana.
  • Segunda posibilidad: el azufre proviene de Theia, el protoplaneta que habría chocado con la Tierra primitiva y cuya colisión habría dado origen a la Luna. De ser así, la muestra contendría material sobreviviente de un mundo perdido del que no queda ningún otro rastro directo.

Un hallazgo que desafía teorías establecidas

Independientemente de su origen, esta huella química cuestiona el modelo que sugiere que los materiales del gran impacto se mezclaron por completo antes de formar la Luna. La presencia de estas “bolsas” de azufre anómalo indica que la mezcla pudo haber sido más desigual, preservando fragmentos con historias químicas distintas. Además, sugiere que la Luna primitiva pudo haber tenido mecanismos internos de intercambio entre la superficie y el interior, diferentes a la tectónica de placas terrestre, que permitieron que materiales tan antiguos quedaran preservados en capas profundas y resurgieran en rocas volcánicas.

Una ventana al pasado del sistema solar

Este descubrimiento demuestra cómo incluso un pequeño grano de polvo lunar puede ampliar nuestra comprensión del origen de la Luna y del caos que marcó los primeros tiempos del sistema solar. También subraya la importancia de las muestras conservadas desde las misiones Apolo, que aún hoy siguen revelando secretos ocultos. La investigación abre nuevas preguntas sobre qué otros materiales, ya almacenados en la Tierra, podrían contener claves cruciales sobre los primeros capítulos de nuestro vecindario cósmico.

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Con información de NASA, Science Alert y JGR Planets.

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