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Perdió la voz, pero la IA se la devolvió con solo ocho segundos de audio de una vieja cinta VHS

Esta es la historia de Sarah Ezekiel, una mujer de Londres que perdió la voz en el año 2000 a causa de una enfermedad neuromuscular degenerativa.

Perdió la voz, pero la IA se la devolvió con solo ocho segundos de audio de una vieja cinta VHS

La grabaron con una videocámara casera a mediados de los años 90. Aquella diminuta cinta quedó olvidada en un viejo VHS. Solo aparecía durante ocho segundos, pero tres décadas más tarde, ese breve instante se transformó en algo parecido a un “milagro”: su voz fue reconstruida mediante inteligencia artificial.

Esta es la historia de Sarah Ezekiel, una mujer de Londres que perdió la voz en el año 2000 a causa de una enfermedad neuromuscular degenerativa. Tras ser diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), comenzó a perder fuerza en sus brazos, movilidad en las manos y, poco a poco, la capacidad de hablar.

A finales de los años 90, Sarah trabajaba como asistente personal en el ámbito editorial. Estaba casada, tenía una hija pequeña y otro bebé en camino. Pero su vida cambió de forma abrupta cuando notó que hablaba cada vez más despacio y que su brazo izquierdo apenas respondía. En cuestión de meses, mantener una conversación se volvió imposible.

Con el tiempo, su matrimonio terminó. Cuidar de dos hijos mientras perdía casi toda su movilidad y su voz se convirtió en un desafío abrumador. Pasaron cinco años desde el diagnóstico hasta que una nueva opción tecnológica le devolvió una ventana de comunicación: los sistemas de seguimiento ocular.

Gracias a esa herramienta, Sarah empezó a escribir frases moviendo únicamente sus ojos. Un sintetizador transformaba esas palabras en sonido, aunque con un tono robótico. Con esa pequeña luz de autonomía, regresó a la pintura y comenzó a colaborar como voluntaria en una organización dedicada a personas con ELA.

El renacer de una voz

Años después llegó una oportunidad inesperada: la empresa tecnológica Smartbox lanzó un proyecto para ofrecer, de manera gratuita, voces generadas por IA a personas que estuvieran en riesgo de perder su capacidad de hablar o que ya la hubieran perdido debido a enfermedades como el cáncer o la ELA.

Para recrear la voz de Sarah necesitaban una grabación antigua. Y lo único disponible eran esos ocho segundos en VHS: un audio de pésima calidad, distorsionado, lleno de ruidos de fondo y voces ajenas. Según contó uno de los integrantes del equipo, Simon Poole, parecía un caso perdido.

Pero Poole recurrió a herramientas avanzadas de aislamiento de voz como Voice Isolator de ElevenLabs. Primero logró separar la voz de Sarah del ruido. Luego utilizó otro sistema entrenado con miles de muestras vocales para reconstruir matices, ritmo, personalidad y acento. De ese proceso surgió algo que nadie esperaba.

“Después de tanto tiempo, casi no recordaba cómo sonaba”, comentó Sarah. “Al escucharme de nuevo, sentí que iba a llorar. Es casi un milagro… Me alegra volver a sonar como una persona y no como una máquina”.

Sus hijos, Aviva y Eric, aseguraron sentirse conmovidos al escucharla cada día con una voz tan parecida a la que recordaban. Incluso un amigo que la conoció antes de la enfermedad dijo que el resultado era sorprendentemente auténtico, indica Xataka.

Sarah reconoce que extraña su voz original, pero agradece esta segunda oportunidad para comunicarse con algo que suena verdaderamente suyo.

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