El sorprendente vínculo entre comer queso y un menor riesgo de demencia
Un consumo semanal de este alimento se asoció con un menor riesgo de demencia en adultos mayores, incluso cuando se trata de queso procesado.

La demencia es hoy una de las mayores preocupaciones de salud pública en el mundo, y por ello investigadores buscan hábitos sencillos que puedan ayudar a reducir el riesgo a largo plazo. En este contexto, un nuevo estudio japonés ha generado interés al señalar una posible relación entre el consumo regular de queso y un menor riesgo de desarrollar demencia en adultos mayores.
La investigación incluyó a personas de más de 65 años y encontró que quienes comían queso al menos una vez por semana tenían una probabilidad significativamente menor de desarrollar demencia durante un periodo de seguimiento de tres años. En un primer análisis, el riesgo se redujo en un 24%, y aun después de considerar otros factores saludables en la dieta, la asociación se mantuvo con una reducción del 21%. En cifras concretas, solo el 3.4% de los consumidores de queso desarrolló demencia, frente al 4.45% de quienes no lo consumían, lo que se traduce en alrededor de 10 a 11 casos menos por cada mil personas.
Un aspecto llamativo del estudio es que la mayoría de los participantes no consumía quesos artesanales, sino procesados: más del 80% de quienes comían queso optaban por esta presentación, mientras que solo un pequeño porcentaje prefería variedades como Brie o Camembert. A pesar de que el queso procesado se considera menos saludable y contiene menores niveles de compuestos beneficiosos, la asociación positiva se mantuvo, lo que hace el hallazgo aún más interesante.
Los científicos señalan que este tipo de efecto individual es modesto, pero a escala poblacional podría tener un impacto relevante en países con bajo consumo de queso. No obstante, aclaran que se trata de un estudio observacional, capaz de mostrar una correlación pero no de confirmar que el queso sea la causa directa de la reducción del riesgo.
Entre las posibles explicaciones, el queso es rico en nutrientes vinculados a la salud cerebral, como proteínas, antioxidantes y vitamina K2. Además, al ser un alimento fermentado, aporta probióticos que pueden favorecer la salud intestinal, una vía cada vez más relacionada con el deterioro cognitivo. Asimismo, los lácteos fermentados se asocian con una mejor salud cardiovascular, lo que también puede influir indirectamente en la salud del cerebro.
Aunque todavía se requieren más estudios para confirmar el mecanismo exacto y determinar si ciertos quesos son más efectivos que otros, esta investigación abre la puerta a considerar que cambios simples y accesibles en la dieta podrían tener un impacto mayor de lo que imaginamos en la prevención de la demencia.
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Con información de Euronews, Science Alert, MDPI, Daily Mail y AOL.
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