Cómo funciona la brújula interna de aves y animales marinos basada en magnetita
Cada año, millones de animales emprenden viajes que desafían la lógica.
Algunas especies, como las aves que atraviesan continentes, las tortugas marinas que regresan a la playa de su nacimiento o las abejas que recorren grandes distancias en busca de alimento, poseen un sentido extraordinario para orientarse: la magnetorrecepción. Este sistema sensorial les permite percibir el campo magnético de la Tierra y usarlo como guía natural durante sus desplazamientos.
Un enigma de la naturaleza
Cada año, millones de animales emprenden viajes que desafían la lógica. ¿Cómo logra una tortuga marina nadar miles de kilómetros hasta la misma playa donde nació? ¿Cómo vuelve una paloma mensajera a su hogar sin referencias visibles? La respuesta parece residir en la capacidad de estos animales para detectar y responder al campo magnético terrestre, empleando estrategias biológicas fascinantes.
Dos mecanismos para un mismo sentido
La magnetorrecepción se apoya en al menos dos procesos distintos:
- Brújula cuánticaEspecialmente estudiado en aves, este mecanismo ocurre en la retina y se basa en la bioquímica cuántica. Moléculas sensibles a la luz forman pares de radicales cuyos electrones son influenciados por el campo magnético terrestre.En otras palabras, actúa como una brújula de precisión dentro del ojo, indicando dirección y orientación.
- Proteínas sensibles: El giro de los electrones dentro de estas moléculas cambia según la dirección del campo magnético.
- Sensibilidad extrema: Este fenómeno permite a las aves no solo diferenciar Norte de Sur, sino también percibir la inclinación del campo magnético, lo que les proporciona información sobre su latitud exacta.
- Nanocristales de magnetita: los “imanes internos”El segundo mecanismo implica diminutos cristales de magnetita presentes en tejidos nerviosos de la cabeza, incluyendo la nariz, de muchas especies animales, indica Fayer Wayer. Mientras que la brújula cuántica proporciona dirección, los nanocristales funcionan como un mapa interno, ayudando a los animales a saber exactamente dónde se encuentran y acercarse con precisión a su destino.
- Estos cristales se alinean con el campo magnético terrestre.
- Los receptores sensoriales detectan esta alineación, ofreciendo una sensación física de posición y fuerza del campo magnético.
La diversidad de la navegación magnética
Aunque los mecanismos pueden variar entre especies, la capacidad de orientarse mediante el campo magnético es más común de lo que se pensaba. Desde insectos hasta reptiles y aves, la magnetorrecepción se está estudiando cada vez más a fondo, y cada año se descubren nuevas especies con este sentido extraordinario.
Este campo sigue siendo un terreno lleno de misterios y descubrimientos, donde la naturaleza demuestra una vez más su capacidad de combinar física, química y biología en sistemas de navegación tan asombrosos como precisos.
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