¿Cómo crea el cerebro los recuerdos?, según la IA
De acuerdo con ChatGPT, el cerebro humano posee un mecanismo asombroso para crear y almacenar recuerdos.
¿Quién no ha escuchado la frase durante una plática: “¿Te acuerdas de esto?”? Y enseguida respondemos: “Sí, claro que lo recuerdo”, mientras nuestra mente comienza a revivir aquellos detalles de ese momento, ya sea triste, alegre, divertido o aburrido.Pero ¿cómo es que nuestro cerebro crea esos recuerdos? Esto es lo que dice la inteligencia artificial. Te lo contamos a continuación.
De acuerdo con ChatGPT, el cerebro humano posee un mecanismo asombroso para crear y almacenar recuerdos, un proceso que combina percepción, emoción y plasticidad neuronal.
Todo comienza cuando percibimos algo: una imagen, un sonido o una emoción. Las neuronas sensoriales captan la información del entorno y, si prestamos atención, es más probable que se transforme en un recuerdo. La atención actúa como un filtro que selecciona qué experiencias vale la pena almacenar.
Después de que nuestro cerebro percibe la información, la transforma en un patrón neuronal capaz de ser almacenado. El hipocampo funciona como una “central de memoria” temporal, organizando los datos antes de enviarlos a distintas áreas de la corteza cerebral, que codifica los detalles sensoriales, emocionales y contextuales.
Tras la codificación, los recuerdos se consolidan: se estabilizan y se integran en las redes neuronales existentes. Este proceso ocurre principalmente durante el sueño, especialmente en la fase REM, cuando las conexiones sinápticas se refuerzan.
Luego viene el almacenamiento. Cabe resaltar que los recuerdos no se guardan en un único lugar, sino que están distribuidos en diferentes regiones del cerebro: la corteza visual almacena las imágenes, la corteza auditiva los sonidos y la amígdala las emociones. Cada recuerdo es un patrón de actividad dentro de redes neuronales interconectadas.
Finalmente, ocurre la recuperación. Cuando evocamos un recuerdo, el cerebro reactiva las mismas redes neuronales que se activaron durante la experiencia original. Por ello, la memoria es reconstructiva y puede modificarse con el tiempo.
Dato curioso: los recuerdos cargados de emoción se consolidan más rápido y se recuerdan mejor, gracias a la interacción entre la amígdala y el hipocampo.