El planeta predicho con un lápiz: Neptuno y sus 179 años de historia
Un misterio astronómico, dos genios rivales y la confirmación de que la matemática puede desvelar los secretos del cosmos.

Este 2025 se cumplen 179 años del descubrimiento de Neptuno, un hito único en la historia de la ciencia, ya que es el único planeta encontrado por predicción matemática antes que por observación directa.
Durante siglos, el Sistema Solar fue considerado un conjunto ordenado y predecible, gobernado por las leyes de Newton. Todo cambió el 13 de marzo de 1781, cuando William Herschel descubrió Urano, un planeta cuya órbita no coincidía con las predicciones matemáticas. Este comportamiento extraño generó un misterio: ¿Qué fuerza invisible alteraba su trayectoria?
En 1821, Alexis Bouvard observó que las desviaciones de Urano eran inconsistentes: a veces se movía más rápido, otras más lento. Concluyó que debía existir un planeta desconocido cuya gravedad perturbaba a Urano. Así comenzó una “carrera matemática” para localizarlo.
Dos grandes astrónomos se lanzaron a la tarea:
- John Couch Adams (Inglaterra) trabajó entre 1843 y 1845 calculando la masa, órbita y posición del planeta invisible, pero sus esfuerzos fueron ignorados por sus superiores.
- Urbain Le Verrier (Francia), conocido por su rigor y confianza, realizó cálculos similares desde 1845 y anunció públicamente en junio de 1846 la posición exacta del supuesto planeta. Ante la indiferencia francesa, envió sus predicciones a Johann Galle en Berlín.
La noche del 23 de septiembre de 1846, Galle y su estudiante Heinrich Louis d’Arrest, comparando su observación con un mapa estelar reciente, encontraron un objeto desconocido casi en el punto indicado por Le Verrier. Confirmaron rápidamente que era un planeta: Neptuno.

El hallazgo desató una controversia internacional. Inglaterra reivindicó el trabajo previo de Adams, y se descubrió que James Challis, del Observatorio de Cambridge, había observado Neptuno semanas antes sin reconocerlo. Francia consideró una injusticia que no se le atribuyera el mérito completo. El nombre final, Neptuno, fue adoptado por consenso internacional, aunque Adams reconoció públicamente el aporte principal de Le Verrier.
Curiosamente, investigaciones posteriores revelaron que ambos astrónomos habían cometido errores en sus cálculos: la coincidencia de sus estimaciones llevó a que la posición predicha fuera correcta por azar. Este “feliz accidente” no disminuye el valor del logro: Neptuno es el único planeta descubierto por predicción matemática antes que observación directa.
Este descubrimiento es un triunfo de la astronomía y la matemática, un testimonio de la capacidad humana para explorar el cosmos con la mente. La historia de Neptuno combina rivalidad, perseverancia, precisión científica y una pizca de suerte, recordándonos que incluso en los confines más oscuros del Sistema Solar, la curiosidad humana puede iluminar lo desconocido.
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