NASA descarta teoría de nave extraterrestre de Harvard: asegura que era un cometa interestelar
El 1 de julio de 2025 marcó un hito astronómico: ese día se confirmó la presencia del tercer objeto proveniente del espacio interestelar que atraviesa nuestro sistema solar.

El 1 de julio de 2025 marcó un hito astronómico: ese día se confirmó la presencia del tercer objeto proveniente del espacio interestelar que atraviesa nuestro sistema solar. Bautizado como 3I/ATLAS, la NASA lo identifica como un cometa con origen más allá de nuestra estrella. Sin embargo, no todos comparten esa visión. El profesor Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, cree que este misterioso visitante podría no ser natural… y ni siquiera amistoso.
Loeb y su teoría: ¿una sonda alienígena?
En una serie de artículos recientes, aún en proceso de revisión científica, Loeb —famoso por su polémica propuesta de que el objeto ʻOumuamua fue una tecnología extraterrestre— ahora sugiere que 3I/ATLAS podría ser algo similar: una posible nave enviada por una civilización avanzada.
Su hipótesis se apoya en una serie de observaciones que considera inusuales. Por ejemplo, resalta que la trayectoria retrógrada del objeto apenas se desvía cinco grados respecto al plano de la órbita terrestre. Según sus cálculos, la probabilidad de que esto ocurra por simple azar es del 0.2%. Además, su paso lo acerca a varios planetas del sistema solar interior: Venus, Marte y Júpiter. Para Loeb, esto parece más bien una ruta de observación estratégica que una coincidencia cósmica.
Tamaño, órbita y ocultamiento solar
Otro punto que alimenta sus dudas es el tamaño estimado de 3I/ATLAS, que inicialmente se calculó en unos 20 kilómetros de diámetro, muy por encima del tamaño típico de objetos similares, como ʻOumuamua, que apenas medía unos 100 metros. Según los modelos actuales, por cada cuerpo como ATLAS, deberíamos haber detectado millones de pequeños objetos interestelares antes.
Además, el momento en que alcanzará su perihelio —su punto más cercano al Sol— también alimenta las especulaciones. El 29 de octubre de 2025, justo cuando el objeto esté más próximo a nuestra estrella, quedará oculto tras su resplandor, dificultando enormemente su observación desde la Tierra. Para Loeb, esto no es casual: sugiere que podría estar utilizando esta fase para realizar una maniobra de frenado gravitacional, también llamada “inversa de Oberth”, con la intención de instalarse en el sistema solar sin ser detectado fácilmente.
El bosque oscuro y el silencio interestelar
Loeb sitúa esta teoría dentro del marco de la llamada hipótesis del bosque oscuro, una posible respuesta a la famosa paradoja de Fermi. Esta idea, popularizada por el autor chino Cixin Liu en su novela El problema de los tres cuerpos, plantea que las civilizaciones inteligentes podrían optar por el silencio absoluto para evitar ser destruidas por otras más hostiles. En ese contexto, 3I/ATLAS podría no solo ser una nave, sino una sonda de reconocimiento que opera en modo encubierto.
Lo que dice la comunidad científica
Frente a estas afirmaciones, la mayoría de la comunidad astronómica mantiene una posición firme: no hay evidencia sólida que respalde la idea de que 3I/ATLAS sea algo más que un cometa.
Observaciones obtenidas con telescopios como Gemini Norte y el Observatorio Vera C. Rubin han captado una coma brillante —una nube de gas y polvo— típica de los cometas cuando se calientan por la cercanía al Sol. Esto, según expertos, desmiente tanto el tamaño como la supuesta estructura inusual del objeto. Incluso el propio Loeb reconoció que la forma alargada visible en algunas imágenes era producto del movimiento del objeto durante la toma fotográfica, no de su verdadera morfología, indica Xataka.
En cuanto a la aparente falta de actividad cometaria, astrónomos como Darryl Seligman han explicado que el objeto aún se encontraba demasiado lejos del Sol cuando se analizaron esos datos, y es natural que su sublimación —la liberación de gases— no haya sido evidente en ese momento.
Reacciones encontradas
El rechazo a la hipótesis de Loeb ha sido rotundo. Chris Lintott, astrónomo de la Universidad de Oxford, no se anduvo con rodeos al calificar la idea como “un disparate sobre zancos”. Para él, las afirmaciones de Loeb desestiman el rigor del trabajo que realmente se está llevando a cabo para entender el fenómeno.
Lejos de ser una postura cerrada, los científicos recalcan que el modelo más sencillo y respaldado por la evidencia apunta a una explicación natural: 3I/ATLAS es un cometa procedente de otro sistema estelar, un objeto tan raro como valioso, que promete ofrecernos pistas sobre la formación de planetas más allá de nuestro vecindario solar.
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