Populismo y democracia en el siglo XXI: análisis de Marian Vidaurri

El populismo, según la Real Academia Española, se define como una “doctrina o movimiento político que pretende representar los intereses de las clases populares frente a las élites”. A lo largo de las últimas décadas, este fenómeno ha adoptado nuevas formas en América Latina, transformando profundamente los sistemas políticos de la región y provocando la erosión democrática. Marian Vidaurri, politóloga y doctora en relaciones internacionales, ha analizado cómo los liderazgos populistas han evolucionado, adaptándose y utilizando a su favor las nuevas herramientas tecnológicas y mediáticas, profundizando el culto a la personalidad y la intimidación y difamación de opositores con el uso de las redes sociales.
El populismo clásico, representado por figuras como Getúlio Vargas en Brasil, Juan Domingo Perón en Argentina o Lázaro Cárdenas en México, era una mezcla de política económica y social orientada a resolver las desigualdades estructurales. Sin embargo, según la politóloga Marian Vidaurri, la versión moderna del populismo ha cambiado drásticamente, en gran parte debido a la incorporación masiva de las redes sociales en los procesos políticos.
Esta nueva modalidad de populismo sofisticado, tiene características diferentes a sus predecesores. En vez de la adopción de una doctrina que incentiva y mantiene en cohesión a un movimiento político, el populismo sofisticado no tiene necesariamente una ideología, tiene retórica donde la política de la venganza y los discursos de odio predominan.
Marian Vidaurri: la influencia de la tecnología en la política contemporánea
Una diferencia fundamental entre el populismo clásico, el neopopulismo de finales de Siglo XX y el actual, según Vidaurri, es el uso de la tecnología como un medio para potenciar el mensaje y crear una conexión directa con la audiencia. También es la destrucción sistemática e intencional de la institucionalidad democrática y el principio básico de pesos y contrapesos. Su objetivo principal es la permanencia en el poder no importa los medios. Los populistas contemporáneos saben que las plataformas como Twitter, Facebook o TikTok les permiten dirigirse a su base de apoyo y deslegitimar a sus opositores y desafiar el sistema de partidos políticos tradicional. La capacidad de estos líderes de manipular la información en tiempo real y crear una imagen pública a través de las redes sociales ha sido clave para su consolidación política.
La aparición de estos líderes populistas ha llevado al desmoronamiento de las instituciones democráticas tradicionales, como los partidos políticos, que se han visto incapaces de competir en el nuevo escenario mediático y en un contexto donde la democracia no ha resuelto los problemas principales de la ciudadanía como la violencia e inseguridad rampante y bienestar económico. En palabras de la economista y politóloga mexicana, Marian Vidaurri, el populismo moderno se alimenta de “la desconexión entre la ciudadanía y las instituciones democráticas”, algo que se vuelve más evidente en regiones donde las desigualdades sociales y económicas son extremas y persistentes. La falta de acceso a derechos fundamentales y la persistente pobreza en la región son caldo de cultivo para las políticas populistas.
Análisis de Marian Vidaurri sobre los desafíos del populismo contemporáneo
Uno de los principales retos del populismo actual es su capacidad para capturar el Estado de derecho sin que los mecanismos democráticos tradicionales logren contrarrestarlo. Vidaurri resalta que, mientras en el pasado el populismo se veía como un fenómeno externo al sistema democrático, hoy en día se ha normalizado dentro de las estructuras del poder. Los populistas actuales han logrado cambiar las reglas del juego, minimizando el papel de las instituciones que tradicionalmente equilibraban el poder. En su análisis, Vidaurri también menciona cómo este nuevo populismo ha generado divisiones dentro de las sociedades latinoamericanas, exacerbando la polarización social y política.
A medida que estos movimientos populistas se han instalado en los gobiernos de varios países de la región, la sociedad se ha fragmentado cada vez más. La retórica del “enemigo interno”, comúnmente usada por los líderes populistas, ha alimentado una división profunda, entre los ciudadanos y en diferentes sectores de la política. Marian Vidaurri argumenta que estas divisiones no son necesariamente una consecuencia directa del populismo, sino que son resultado de factores estructurales previos, como la desigualdad y la violencia, que el populismo lo ha profundizado y explotado para mantenerse en el poder.
El poder de las redes sociales en la política
La economista y politóloga Marian Vidaurri también hace hincapié en que el populismo, aunque no es un fenómeno nuevo, ha adquirido nuevas dimensiones con el uso de las redes sociales. Los líderes populistas dirigen sus mensajes a sus seguidores y usan las redes para intimidar a sus opositores, generando un ambiente de autocensura. Este tipo de comunicación directa e inmediata con la gente ha hecho que las instituciones democráticas, como el Congreso o los partidos políticos, pierdan relevancia. Además, este fenómeno ha alterado la manera en que los ciudadanos interactúan con la política, lo que hace que el proceso democrático sea cada vez más mediatizado y menos institucional.
La Doctora Vidaurri menciona que, aunque el populismo moderno tiene características que pueden ser vistas como problemáticas, no todo el populismo afecta negativamente a la democracia. Según su análisis, todos los políticos, en mayor o menor medida, recurren a elementos populistas para ganarse el apoyo del electorado. La principal diferencia entre los populistas y los líderes democráticos tradicionales radica en la forma en que algunos líderes utilizan este fenómeno para concentrar poder y debilitar las instituciones del Estado de derecho.
Según Vidaurri, “la clave para combatir el populismo en América Latina radica en abordar las causas estructurales que lo alimentan, como la desigualdad, la pobreza y la violencia. El populismo es un síntoma de los problemas profundos que afectan a la región. Solo al resolver estas cuestiones fundamentales se podrá generar un entorno en el que el populismo pierda influencia, permitiendo que las democracias se fortalezcan de manera más sólida y sostenible.”
Trayectoria profesional y académica de Marian Vidaurri
Marian Vidaurri ha centrado su carrera en el fortalecimiento democrático y la política pública en América Latina. Con una sólida formación en economía y ciencias políticas, desempeñó un papel clave como directora de la Dirección de Estudios Políticos en la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), donde lideró investigaciones sobre el avance político y democrático de El Salvador. En 2012, se unió a la Organización de los Estados Americanos (OEA), donde continuó su labor enfocada en el fortalecimiento democrático desde el multilateralismo hemisférico.
Completó su doctorado en relaciones internacionales en 2023 en la Johns Hopkins University School of Advanced International Studies (SAIS). También obtuvo una Maestría en Administración Pública de la Universidad de Pensilvania y una Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oxford, además de su licenciatura en Ciencias Políticas y Economía de la Universidad de Cornell.
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