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Una sepia supera test de inteligencia infantil

Más allá de sus extrañas formas y habilidades para camuflarse, sorprenden por su notable inteligencia y complejas conductas.

Pocos animales marinos despiertan tanta fascinación como los cefalópodos. Estos invertebrados, que habitan prácticamente todos los océanos del planeta, abarcan unas 200 especies conocidas, entre ellas pulpos, calamares y sepias. Más allá de sus extrañas formas y habilidades para camuflarse, sorprenden por su notable inteligencia y complejas conductas.

Uno de los casos más llamativos es el de la sepia común (Sepia officinalis), cuyo cerebro, en proporción a su cuerpo, es uno de los más grandes del reino animal. Este molusco no solo es capaz de recordar detalles precisos sobre su alimentación pasada, como qué comió, en qué lugar y a qué hora, sino que también ha demostrado habilidades cognitivas avanzadas en pruebas similares a las que se aplican a niños humanos.

Inteligencia a prueba de dulces

En un experimento adaptado de la famosa “prueba del malvavisco”, originalmente diseñada para medir la capacidad de autocontrol en infantes, investigadores comprobaron que las sepias pueden aplazar la gratificación inmediata para obtener una mejor recompensa. Se les ofrecieron dos tipos de alimento, uno ordinario y otro que preferían claramente (camarones), colocados tras puertas identificadas con figuras simples.

La puerta con el alimento menos atractivo se abría primero, seguida más tarde por la que contenía el manjar favorito. Si la sepia optaba por comer lo primero que se le ofrecía, perdía la oportunidad del mejor bocado. Con el tiempo, las sepias aprendieron a esperar, demostrando una sorprendente capacidad de decisión estratégica.

Este comportamiento, según los científicos, podría estar relacionado con su forma de cazar: las sepias suelen permanecer inmóviles, camufladas, hasta que su presa se acerca lo suficiente para atacar. Sin embargo, al atacar pierden el camuflaje, lo que compromete nuevas oportunidades de caza y las expone a depredadores. Así, postergar el ataque o el alimento podría tener un valor adaptativo crucial.

Camaleones del océano

El camuflaje es otra de las maravillas evolutivas que exhiben estos animales. Las sepias pueden modificar instantáneamente el color, patrón y textura de su piel gracias a millones de células especializadas, conocidas como cromatóforos. Este talento no solo les permite escapar de amenazas o atrapar presas, sino también comunicarse con otros miembros de su especie y atraer pareja durante la época reproductiva.

National Geographic estima que su piel cuenta con aproximadamente 10 millones de estas células, lo que las convierte en maestras del engaño visual.

Amenazas silenciosas

Aunque muchas especies de sepias se consideran fuera de peligro, existen excepciones. La sepia gigante australiana (Sepia apama), por ejemplo, figura como casi amenazada. La acidificación de los océanos, consecuencia del aumento del CO₂ atmosférico, representa una amenaza creciente para su hábitat y su supervivencia.

Un reto a nuestras ideas sobre la inteligencia animal

Los cefalópodos poseen uno de los sistemas nerviosos más sofisticados entre los invertebrados, y eso ha despertado un renovado interés científico. Mientras que tradicionalmente se ha estudiado la inteligencia en mamíferos como los delfines, simios o incluso aves como los cuervos, los descubrimientos recientes con sepias obligan a ampliar la perspectiva.

Estos hallazgos ponen en duda la creencia de que la inteligencia superior está limitada a animales con columna vertebral, indica Xataka. Por el contrario, demuestran que la evolución puede moldear capacidades cognitivas complejas en linajes muy distintos, dependiendo de los retos del entorno.

El estudio de las sepias no solo enriquece nuestro conocimiento de los océanos, sino que también nos invita a reconsiderar lo que entendemos por mente, memoria y estrategia en el reino animal.

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