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Grasa abdominal y envejecimiento: descubren nuevas células madre que explican por qué ganamos peso con los años

A medida que envejecemos, es común notar un incremento en la grasa corporal, particularmente en la zona del abdomen.

Grasa abdominal y envejecimiento: descubren nuevas células madre que explican por qué ganamos peso con los años

A medida que envejecemos, es común notar un incremento en la grasa corporal, particularmente en la zona del abdomen. Sin embargo, este fenómeno va mucho más allá de lo estético. Investigadores del centro científico City of Hope han descubierto un tipo de células madre hasta ahora desconocido, denominadas CP-As, que se activan específicamente durante la mediana edad y desencadenan un aumento deliberado de grasa visceral.

Contrario a la idea de que ganar peso con los años es un proceso pasivo, esta investigación —publicada en la revista Science— demuestra que existe un mecanismo biológico profundamente dinámico que promueve la acumulación de tejido adiposo. A diferencia de otras células madre que disminuyen su actividad con el paso del tiempo, las células progenitoras adiposas (CPA) parecen volverse más activas en este periodo de la vida.

Experimentos realizados con ratones revelaron que, al alcanzar los 12 meses (lo que equivale a la mediana edad en estos animales), los machos mostraron un crecimiento pronunciado en la grasa visceral. Sorprendentemente, más del 80% de las células grasas en esta zona eran de reciente formación. Este aumento vino acompañado de un descenso en el gasto calórico y un incremento en la resistencia a la insulina, ambos factores relacionados con enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.

Fabricando grasa desde dentro: el papel clave del receptor LIFR

Uno de los hallazgos más impactantes del estudio es la identificación de la vía biológica que permite esta producción de grasa. El receptor LIFR (receptor del factor inhibidor de la leucemia) fue señalado como el principal activador de las CP-As. Cuando esta señalización fue bloqueada en ratones, la acumulación de grasa abdominal se redujo notablemente, lo que sugiere que el LIFR podría ser una diana prometedora para futuras terapias contra la obesidad relacionada con la edad.

Más allá del sobrepeso: la grasa abdominal como riesgo silencioso

El aumento de grasa en la zona media del cuerpo no se limita a cambios en la apariencia física; también está estrechamente vinculado a problemas de salud serios como enfermedades cardiovasculares, inflamación persistente y deterioro metabólico. Como lo explica la doctora Qiong Wang, coautora del estudio, “aunque el peso corporal puede permanecer estable, lo que cambia es su composición: disminuye la masa muscular y aumenta la grasa interna”.

Este cambio oculto en el cuerpo —que puede no notarse en una báscula— ahora se entiende como un proceso interno impulsado por un tipo particular de células madre que se activa en el momento en que muchas personas comienzan a notar que su cuerpo ya no responde como antes.

De ratones a humanos: un proceso biológico compartido

Aunque los experimentos principales se realizaron en roedores, los investigadores también detectaron la presencia de las CP-As en tejido humano, lo que fortalece la aplicabilidad de estos hallazgos a nuestra especie, indica Xataka. Más aún, las pruebas demostraron que estas células conservan su capacidad de producir grasa incluso cuando son trasplantadas en organismos más jóvenes. Esto sugiere que su comportamiento no está dictado por el entorno, sino por la “edad de origen” de la célula misma.

Este descubrimiento redefine cómo entendemos la relación entre envejecimiento y metabolismo, abriendo la puerta a nuevas estrategias para prevenir o mitigar los efectos negativos de la grasa abdominal en la salud a lo largo de la vida.

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