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Una pandemia ya eliminó más de 500 especies de anfibios

Un estudio publicado en la revista Science dio cuenta de la magnitud devastadora que ha tenido la enfermedad infecciosa conocida como quitridiomicosis, que afecta a los anfibios —ranas y sapos, salamandras y tritones— y es causada por un hongo.



Aunque hace por lo menos dos décadas que se sabe de la enfermedad y su carácter infeccioso, recién ahora se ha realizado una estimación abarcativa y certera de su efecto asesino, y se ha determinado que se trata de la enfermedad que mayor daño global ha causado en la biodiversidad. También que ha provocado la sexta extinción en masa más grande en el planeta.



La devastación anfibia



El estudio revela que al menos 501 especies de anfibios han sufrido el daño provocado por la quitridiomicosis, originada con dos variedades del hongo de la división Chytridiomycota, la Batrachochytrium dendrobatidis (Bd) y la Batrachochytrium salamandrivorans (Bsal).



De estas 501 especies afectadas, se cree que al menos 90 se han extinguido, mientras que otras 124 han tenido un declive en su población de más del 90%.



Ben Scheele, uno de los 41 especialistas que realizaron el estudio, dijo que sabían que el hongo era dañino para los anfibios, pero no que era tan dañino. «Es mucho peor que todas las estimaciones previas» aseguró, y en términos de daños a la biodiversidad esta enfermedad es tan perjudicial como otras especies invasivas para los anfibios, como las ratas.



La bióloga Wendy Palen, que describió el carácter global e infeccioso de la enfermedad, dijo que este es el patógeno más destructivo que ha conocido la ciencia, indica Informe21.



Un hongo asesino en la piel



Este hongo (Bd) ataca la piel de ranas y sapos, la va descomponiendo.



Se alimenta de las proteínas que tienen los batracios en sus capas más superficiales de piel, como la keratina.



Los batracios utilizan su piel para respirar, hidratarse y regular su

temperatura

, funciones que pierden con el ataque de la enfermedad.



Además de su letalidad en cada espécimen, es un hongo muy efectivo en su expansión y contagio, dispersándose en superficies húmedas y con capacidad de infectar hasta 695 especies diferentes, en grados variables.



Que las ranas no mueran inmediatamente favorece su expansión. Hay especies resistentes al hongo, como la rana toro, que funcionan como reservorios.



¿Hay una solución?



Ciertamente no se puede revertir el daño ya ocurrido en más de 500 especies de anfibios. El hongo ya está presente en todo el mundo y se ha observado su efecto en anfibios de toda América, y esporádicamente también en África, Asia y Europa.



Para empezar a disminuir el impacto, consideran los especialistas, se debe restringir el comercio global de anfibios salvajes.



Un estudio de 2018 probó que la mayoría de las cepas del hongo Bd —incluyendo la responsable de la mayor extinción— estaban presentes en tiendas de mascotas, que se cree entonces que han tenido cierta influencia en su expansión global.



Restingir su expansión es fundamental y puede conducir a buenos resultados. De las 292 especies que han sobrevivido al ataque de la enfermedad, 60 mostraron señales de recuperación positiva.



Para que se pueda combatirla también se deben eliminar mientras tanto otras amenazas que enfrentan las especies anfibias, incluyendo la pérdida de sus hábitats o las especies invasivas, problemas que se deberían haber abordado antes.



«Eran cosas obvias que había que hacer desde hace un buen tiempo y no hicimos» dijo la bióloga involucrada en el estudio. «Esperemos que esta sea la llamada de atención».

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