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La milpa, clave para la seguridad alimentaria

La milpa es un sistema antiguo de agricultura. Aunque en México se le ha relacionado solo con el cultivo de maíz, esta forma de producción incluye la llamada triada mesoamericana, compuesta por maíz, frijol y calabaza, productos básicos de la milpa y en la alimentación de los mexicanos desde épocas prehispánicas.



La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2014 como el Año Internacional de la Agricultura Familiar y durante este tiempo se pretende aumentar a nivel global la conciencia y comprensión de los desafíos a los que se enfrentan los pequeños campesinos, así como identificar algunas formas eficaces de apoyo a la agricultura familiar.



Sin duda, la milpa es un ejemplo representativo de ese tipo de agricultura, pues a diferencia de aquellos cultivos que disponen de tecnología para riego y recolección, las milpas no generan productos para venta a gran escala, sino para autoconsumo.



Además, el precio del maíz es tan bajo en la actualidad que a la gente que lo produce no le conviene venderlo, señaló la maestra Edelmira Linares Mazari, del Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM.



Uno de los grandes beneficios de la milpa es que produce alimentos durante todo el año, a diferencia de los cultivos industrializados que por lo general solo lo hacen una vez.



Al mismo tiempo, este sistema de cultivo tradicional propicia el rescate de los alimentos tradicionales de México, pues es posible encontrar una gran variedad de maíces o frijoles, los cuales han formado parte de nuestra tradición gastronómica.



Sin embargo, uno de los grandes desafíos que enfrenta es el cambio climático, ya que por ser una forma de agricultura de temporal, las sequías o largas temporadas de lluvias afectan su producción.



Variedad de alimentos



La milpa es indispensable para la seguridad alimenticia y para el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad mexicana, asegura Edelmira Linares, ya que es el ambiente propicio para el crecimiento de quelites, tomates, chiles y ciertas verduras o plantas medicinales.



También es posible encontrar a la orilla de este sistema de cultivo, árboles frutales, magueyes o nopales que la gente utiliza para bordear sus campos de cultivo.



Edelmira Linares mencionó que poco después de que la milpa es sembrada, se pueden cosechar las primeras flores masculinas de las calabazas y luego las femeninas, quelites, quintoniles, malvas u otro tipo de hierbas comestibles que crecen intercaladas entre los cultivos de maíz, frijol y calabaza.



Después, se pueden consumir las flores de calabaza, las guías de calabaza y finalmente las calabazas.



Más tarde son consumibles los tallos tiernos del frijol, las flores de éste, los ejotes, los frijoles tiernos y, por último, la semilla de frijol seco.



Durante este periodo ya es posible consumir los elotes y el grano de maíz seco.



Toda esa producción permite que las familias se alimenten durante todo el año hasta que nuevamente vuelven a sembrar y esperar el crecimiento de los alimentos.



Cabe destacar que los alimentos de la milpa no sólo benefician a las personas que los cultivan, sino también a los animales que crían.



Las milpas de México no son todas iguales, pues cada región de nuestro país intercala diferentes cultivos con plantas preponderantes en la zona o con combinaciones de éstas que los mismos habitantes han seleccionado, lo que ha permitido que cada caso tenga un sello particular.

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