Joaquín López Dóriga

La Comisión Independiente de Investigación Sobre la Pandemia de Covid-19 en México, presentó ayer su informe final.

La noticia de la desaparición, el sábado al salir de su casa en Jiutepec, Morelos, del obispo emérito de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, en Guerrero, Salvador Rangel Mendoza.

El presidente López Obrador, en su personal estilo de atacar a sus críticos y no a los criminales, ayer se volvió a lanzar contra este reportero.

Ayer en la mañanera, la vocera de las mentiras del presidente, en un frustrado intento de sacarlo de la conversación que lo relaciona con la Santa Muerte.

Después de que su protuberante encargado del Sistema de Radiodifusión del Estado Mexicano, Jenaro Villamil, saliera a promover la playera que dice que “un verdadero hombre nunca habla mal de López Obrador”.

El antecedente es un póster con un retrato del desaparecido dictador venezolano en uniforme militar que dice: “Aquí no se Habla mal de Chávez”.

Desde septiembre del año pasado le he venido contando que lo que le restaba de gobierno a Andrés Manuel López Obrador no se podía contar en días.

El presidente López Obrador, a 41 días de que terminen las campañas, 44 de las elecciones y cinco meses y once días de irse a su finca en Palenque.

Yo creo que el presidente López Obrador no atendió el debate del domingo porque el lunes, en Mazatlán, dijo que “estuvo muy bien, bastante bien. ¡Requetebien!”.

Distraídos como estamos con la ruptura con Ecuador, tras la provocación del presidente López Obrador a su proceso electoral.

Cuentan que un día, Andrés Manuel López Obrador fue a un bautizo yreclamó: ¿Por qué están bautizando aese niño si soy el padrino?

Ayer se registró el más importante eclipse solar en México desde 1991.

El presidente López Obrador ha declarado que su sucesora, da por hecho que será Claudia Sheinbaum, es una persona que piensa como él.

Desde que perdió la presidencia en las elecciones de julio de 2006 y tras el inicio de la declaración de guerra de Felipe Calderón al crimen organizado.

El primero en decir este barbarismo demagógico en tiempos recientes fue el dictador Hugo Chávez, en 2009.