Beatriz Limón

Las mujeres en 1860 usaban vestidos amplios y voluminosos, lograban esa amplitud con el miriñaque.

La importancia de regresar a nuestras raíces y cultivarnuestros propios huertos.

Desde mi nueva morada, en un rincón lejano del mundo, mi mente y mi corazón se vuelven hacia ti, Mexicali.

De nuevo me encuentro guardando en cajas retazos de mi vida.

Cuando era niña y viajaba a Sonora conmi madre recuerdo que se me enredabanen el pelo y la ropa unas especie de semillas a las que llamaban “guachaporis”

Enero se fue en un suspiro. El mes se llevó mi hermosa travesía por Colombia.

Flor Amargo está convencida que la calle fue el escenario que le permitió llegar al corazón de su público.

Recuerdo que cuando emigré a Estados Unidos, lo primero que busqué fue un mercado mexicano.

Tras el verde selvático de Colombia, mi corazón se alza imponente y a la vez humilde frente a la naturaleza, su serenidad, el dulce murmullo del viento, el leve trinar de los azuejillos alados.

Conocí a Raquel Portillo haciendo faldas de la corteza de los árboles de sauce a un lado del río Hardy, en el poblado indígena cucapá, conocido como El Mayor.

Cuando Rodolfo me miró no me reconoció. Extendió su brazo para saludarme y me dijo educadamente “en qué puedo ayudarle”.

Una noche de primavera de 2023, Silvia Rodríguez Vega se sentó frente a un auditorio para presentar lo que se había prometido.

¿Quieren conocer a una diosa de bronce oscuro sensualmente recostada en medio del desierto? Ella es voluptuosa, es suculenta.

El 20 de junio salí de mi departamento presurosa sin despedirme de mis dos perritos chihuahuas.

Esta es una historia de educación y empatía.