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El Imparcial / Sonora / La Pandemia que nos cambio

Sobrevivir al Covid la hizo cambiar su perspectiva de vida

A mediados de agosto del año 2020 la trabajadora de la salud, de 26 años de edad, empezó a sentir los síntomas del Covid.

HERMOSILLO.-Ser un paciente con Covid-19 y compartir techo con seres queridos que padecen diabetes es la complicada situación que enfrentó Carolina Saldaña Jiménez, enfermera del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de Sonora (Isssteson).

A mediados de agosto del año 2020 la trabajadora de la salud, de 26 años de edad, empezó a sentir los síntomas del Covid, una enfermedad a la que había estado combatiendo y buscando evitar con severas medidas de higiene, como son lavados de manos y una rigurosa limpieza antes de entrar en su casa.

“Estoy en el servicio de hemodiálisis, no estoy como tal con el paciente crítico, pero entraba con el paciente positivo a hemodializar, lo que pasa es que el Covid empieza a dañar los órganos y eso provoca insuficiencia renal y eso solamente con hermodiálisis”, comenta.

Unos meses antes de su contagio su abuelo había fallecido a causa de coronavirus, después su padre, quien padece diabetes, resultó infectado y logró sobrevivir, y ahora ella había sido contagiada; al sentir los síntomas de fiebre, dolor de cabeza, cansancio, de inmediato sospechó que podía ser Covid.

En la primera semana, recuerda, tuvo síntomas ligeros, pero al llegar la segunda el tanque de oxígeno fue su acompañante durante las 24 horas debido a la dificultad respiratoria y a la fatiga severa que padecía en cualquier esfuerzo.

“Se siente bien gacho, eso de que no puedas hacer mucho movimiento, porque no te llega la respiración y luego se siente tan mal que no me podía levantar de la cama por ejemplo en las mañanas, siempre me cuidaron aquí, pero a veces no estaban”, manifiesta.

SIN SECUELAS

Por fortuna Carolina Saldaña pudo vencer a la enfermedad y no tiene secuelas físicas, pero en lo emocional sí fue duro porque en un lapso de tres meses perdió a su abuelo, se infectó su padre y después ella resultó contagiada.

“Cuando mi papá tuvo Covid, ahí sí tenía mucho, mucho miedo de que algo le fuera a pasar por lo que había visto en el hospital, de que gente joven había fallecido de la nada, parecían que iban bien y de repente se complicaba, ahí sí me dio mucho más miedo”, relata. Otra de las situaciones que pasó durante la enfermedad fue el temor de contagiar a su novio, debido a que su pareja también padece de diabetes, y con quien tiene planes de casarse.

“Cuando me dijeron que era positiva, me dije a la torre si yo había estado con mi novio comiendo un par de días antes, me sentía bastante culpable porque pude haberlo contagiado, se siente muy feo, duramos como dos meses sin vernos”, cuenta.

Reconoce que no les fue tan mal como a otras familias que perdieron varios integrantes por el daño de la enfermedad respiratoria, pero la afectación que tuvo fue suficiente para cambiar su perspectiva de la vida. “Ahora trato de no clavarme en cosas que no valen la pena, en no enojarme tanto, mi personalidad es algo enojona, y ahora miro que no vale la pena enfocarse en algo porque no sabes lo que va a pasar, eso es lo que trato y tratar mejor a la gente”, explicó.

Carolina sigue con su trabajo en el Isssteson y aunque los contagios han disminuido siempre tiene presente una posible reinfección, no en ella porque ya recibió la vacuna, sino en sus seres queridos, aquellos que se arriesgaron junto con ella.

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