Pesca ribereña al borde del colapso: Líder cooperativista
Aseguran que la perdieron en los presupuestos 2019 y 2020 en inspección y vigilancia y ordenamiento pesquero.

Guaymas.- Tras haberse mantenido como uno de los principales pilares de la economía guaymense durante casi 30 años, la pesca de ribera hoy en día se encuentra a punto del colapso por la escasez de camarón, la falta de inspección y vigilancia y de apoyos.
Este año, a diferencia de los anteriores, no se implementó la Inspección y Vigilancia en la costa de Guaymas y Empalme porque no llegaron recursos para pagarles el diesel y la gasolina a los armadores y pescadores del sector social de bahía que participan.
El líder cooperativista, José de Jesús Presiche Olachea, señaló que todavía en los años noventa no tenían necesidad de pedir apoyos a los Gobiernos federal o estatal para adquirir motores, artes de pesca o reparar las pangas, porque la actividad generaba lo suficiente para que cada cooperativa asumiera los costos.
Apuntó que hasta los años ochenta, los hombres de mar pescaron en la bahía, sin necesidad de salir del canal de navegación, porque no estaba azolvada por drenaje, los desechos que vierten barcos camaroneros y sardineros, así como Petróleos Mexicanos.
“Antes no había Institutos de Pesca, la bahía no está azolvada, ahí es donde pescábamos los viejos, no había necesidad de ir tan lejos, el camarón estaba aquí a nuestro alcance, pero luego la azolvaron, la llenaron de drenaje, desechos de los barcos, de Pemex, y todo se vino abajo”, aseguró.
Las pangas, resaltó, antaño salían en el mes agosto, antes de iniciar la temporada de huracanes, y eso les permitía pescar en un mes hasta 350 toneladas entre Guaymas y Empalme, en tan sólo 15 días, y hoy en día, esa producción la registran en cuatro o cinco meses.
“Cuando el Gobierno tomó el control del sector pesquero, al pescador ribereño lo fue haciendo a un lado hasta que en el sexenio anterior lo desapareció prácticamente del esquema de apoyos, favoreciendo a los productores grandes, a los ricos”, acusó.
Al iniciar esta administración, señaló, los pescadores ribereños tenían la esperanza de que las cosas mejorarían en la actividad, sin embargo al conocer los presupuestos destinados para 2019 y 2020 en investigación, inspección y vigilancia y ordenamiento pesquero, la perdieron.
“Este año se redujo todavía más el presupuesto con relación al 2019 que ya habían recortado muchas cosas, pero ahora si no hay dinero para la inspección y vigilancia, investigadores y ordenamiento pesquero, estamos acabados, casi en la extinción”, subrayó Presiche Olachea.
SIN ÉXITO EN ACUACULTURA
Aunque varias cooperativas del sector social de ribera incursionaron el año pasado en el cultivo de ostión y otras especies marinas, no han tenido el éxito anhelado por la falta de mercado y la posibilidad de promocionar sus productos en otros municipios y estados.
La líder ribereña, María Collins Núñez, informó que hace dos años dos meses, sembraron larva de ostión en la bahía de Guaymas y aunque su crecimiento y desarrollo fue exitoso, no han podido despuntar porque no han podido acomodar la totalidad del producto.
“Se nos está muriendo el ostión grande porque lo estamos acomodando por docenas en Hermosillo y Ciudad Obregón, nos falta mercado para vender nuestro producto, no ha sido fácil porque es algo nuevo que estamos haciendo y sin recursos”, subrayó.
El cultivo de camarón, dijo, es una actividad a la que los pescadores del sector social de bahía no pueden aspirar porque se requiere una inversión millonaria que ni unidos lograrían reunir.
“Nos dicen que el futuro de la pesca es la acuacultura, pero nosotros tenemos menos oportunidades de participar, porque el camarón es sólo para los ricos, y ahora que estamos incursionando en el ostión no hemos logrado despuntar porque ocupamos dinero para promocionar nuestro producto y así encontrar clientes”, externó.
Antes, el inicio de la pesca ribereña en Guaymas y otros puertos de Sonora, dijo, se convertía en una fiesta para miles de familias que dependían de la actividad, y actualmente es la peor pesadilla por la burocracia, la falta de apoyos y el desinterés de los gobiernos por el sector.
“Esto ha ido en decadencia, en lugar de estar contentos porque empezó la temporada de camarón, andamos tristes porque no hubo inspección y vigilancia, no pudimos acceder al programa Bienpesca porque nuestros permisos están vencidos y no porque no lo hayamos querido renovar, sino por la burocracia de este gobierno que nos quiere aniquilar porque nos está desarmando”, apuntó.
A inicios del año 2000, dijo, algunos armadores entregaron sus concesiones de pesca y las embarcaciones a la Conapesca para su desguace, a cambio de 1 millón de pesos, porque sabían que no había futuro en la actividad.
“Esperemos que los pescadores ribereños no corramos con la misma suerte, pero no siendo sincera no se ve futuro, nuestros hijos ya no quieren depender de la pesca, porque no les da para mantener a sus familias, y nosotros nos quedamos aquí porque ya estamos grandes”, finalizó.

Hay 750 permisos: OPA
En la región Guaymas-Empalme hay 750 permisos activos, destinados a la pesca de camarón y aunado a eso hay pescadores libres que se aventuran a zarpar a la captura de la especie sin concesión.
El jefe de la Oficina de Pesca y Acuacultura, Arnulfo Navarro Carrillo, informó que la pesquería del “oro rosado” en el sector social de bahía genera 2 mil 500 empleos directos, más unos 2 mil 500 indirectos, entre mujeres, jóvenes y hombres que descabezan camarón en playa, en los proveedores de hielo, gasolina, aceites y otros insumos.
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