La vocación de servir y el recuerdo de su hermana le dan fortaleza
La mejor manera de agradecer al personal de salud, recalcó, es que las personas se cuiden y acaten las recomendaciones sanitarias de los tres niveles de gobierno.

NAVOJOA, Sonora.- Aunque llega un punto en el que por enfrentar al Covid-19 cae en la desesperación, lapsos de depresión y ganas de regresar con sus padres a Chiapas, a Bryan Gaspar Valdez, un enfermero de 29 años de edad, el recuerdo de su hermana y la vocación de servir le dan fortalezas.
“Cuando me llega la depresión lo que me saca adelante es el recuerdo de mi hermana que falleció a los 17 años, es mi fortaleza y pensar que hay gente que nos necesita aquí y que si nos venimos abajo ellos se vendrán con nosotros”, abundó.
El enfermero del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de Sonora (Isssteson), quien tiene dos años de experiencia, reveló que lo más desgastante es ver las miradas tristes de los pacientes y que algunos mueren sin ver a sus seres queridos.
No sólo es difícil el que no alcanza el personal o que no tenemos insumos”, subrayó, “lo más difícil es hablar con los familiares de los pacientes o ayudarlos a comprender que su familiar está grave o que murieron por el virus”.
La Enfermería y el servir a los demás es su pasión, así como su vocación, dijo orgulloso el joven quien a los 17 años decidió dejar a sus padres en Chiapas por venirse a estudiar a Navojoa, pero nunca imaginó que en los primeros años como profesional de la salud se enfrentaría a un reto tan grande como el coronavirus.
“Salí de mi casa cuando tenía 17 años y me vine a estudiar a Navojoa, aquí vivía con mis abuelos y tíos, pero decidí alejarme de ellos para no ponerlos en riesgo”, añadió.
Como trabajador de la salud le ha tocado no sólo poner sus conocimientos en práctica para atender a los pacientes Covid-19, expresó, sino que también el lado humano y más sensible para darles ánimo y en el peor de los casos despedirlos.
“Es muy difícil esa sicología que uno se tiene que crear de nosotros, ser el último recuerdo del paciente porque somos los que los cuidamos, les damos ánimo, el medicamento, les damos una sonrisa”, agregó.
HAY RECOMPENSAS
Todo sacrificio tiene una recompensa, subrayó, y la de él es ver cuando los pacientes se recuperan y con una sonrisa y palabras le agradecen por las atenciones.
“Como personal de salud nos llena el alma saber que las personas están agradecidas con lo mucho o poco que podemos hacer por ellos”, señaló, “ha tocado tener pacientes que dicen te agradezco mucho y eso nos llena el alma”.
Aunque reconoció que también reciben regaños y ofensas de algunas personas que perdieron a sus familiares por el coronavirus.
“A veces nos dicen cosas, palabras fuertes, pero ya vienen bien graves y por más que hacemos se nos van y nos duele”, lamentó, “creen que esos comentarios se nos resbalan, pero la verdad es que nos destruye el alma, al culparnos”.
La mejor manera de agradecer al personal de salud, recalcó, es que las personas se cuiden y acaten las recomendaciones sanitarias de los tres niveles de gobierno.
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