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El Imparcial / Sonora / Guerra Rusia Ucrania

“He sido testigo de la historia”: Rafael Romo periodista Sonorense desde Ucrania

Para el periodista sonorense Rafael Romo, que ahora reporta desde Ucrania, su misión es clara: encontrar la verdad y contársela al mundo

Desde que era un niño en Cananea, Rafael Romo sabía que quería ser periodista. Las circunstancias de la vida lo llevaron a Estados Unidos, donde ha cumplido su sueño, y actualmente se encuentra en Ucrania, reportando el conflicto con Rusia. Llevar la verdad a los ciudadanos y contarla desde el lugar de los hechos es lo más importante, considera Rafael, quien ha hecho coberturas internacionales para CNN en Español, con base en Atlanta.

No hay como ir al lugar de los hechos, verlo con nuestros propios ojos y mostrarle a la gente lo que está pasando”, comentó.

Además, ha realizado reportajes de gran impacto en Latinoamérica, acerca del tráfico de personas en México y la venta de bebés en Chile, y un sinfín de coberturas más. Ahora, en su propio programa Mirador Mundial.

Eres originario de Cananea, ¿cómo fue que saliste de una pequeña ciudad de Sonora, te convertiste en periodista y ahora has hecho grandes coberturas internacionales?

Rafael Romo (RR): Yo hice mi educación en Cananea y cuando terminé la prepa me iba a ir a la Unison, pero había un conflicto laboral y no podía integrarme a mis estudios ese año. Iba a estudiar Periodismo y terminé en Arizona.

Tengo familia en Phoenix y tengo un tío que me dice: ‘Para que no pierdas el tiempo vente para que estudies inglés’. Me fue mucho mejor de lo que nadie esperaba, me becaron a la Universidad Estatal de Arizona… y el resto es historia.

Cuando llegué a Arizona me integré a una estación de radio a los 18 años, a los 21 estaba en la televisión con Univision, la filial local. Para cuando tenía 24 años estaba en Chicago y después me fui de español a inglés con la Cadena CBS en 2003; en 2009 regresé con Univison a nivel nacional y después llegué a CNN: Primero en Internacional y luego en español con mi propio programa como presentador.

¿Cómo sentiste ese cambio de estar en México y luego desarrollar tu carrera en Estados Unidos?

RR: Siempre tuve interés en conocer otra gente y en desarrollar conocimientos, siempre tuve interés en la política, la historia, la geografía… aprender sobre otros países, otros idiomas.

Yo era el niño inusual que se sentaba a ver informes de Gobierno. ¿Qué niño de 8 años se sienta a ver un informe de Gobierno? Ese era yo, era el niño que se sentaba a leer un periódico. Creo que de cierta manera ese tipo de experiencias e inclinaciones fueron marcando lo que soy ahora.

Aparecí en mi primer programa de radio cuando tenía 8 años. Escogieron para el Día del Niño a uno que representara a cada escuela y yo fui representando a la mía. A los 13 era como un reportero invitado en uno de dos periódicos que había a nivel local.

Has viajado por el mundo en distintas coberturas, ¿qué ha sido lo más difícil a lo que te has enfrentado?

RR: Entre todo lo que he hecho, lo más difícil ha sido el terremoto de Haití en 2010. Me tocó llegar un día después del terremoto y el país estaba colapsado completamente: No había comunicaciones, no había servicios, estaba tan mal la situación que la gente sacaba a sus muertos y los ponía a plena calle porque no había servicios funerarios.

Me tocó estar tres semanas y el dolor humano de ese terremoto, la pérdida de vidas, daño a la infraestructura… me tocó ver a un papá que con un pico y una pala estaba tratando de derribar una pared de su casa y le pregunto: ‘¿Por qué quiere derribar una pared?’, y me dice: ‘Ven para acá’. Vamos y damos la vuelta y había un brazo salido de una parte de su casa y me dice: ‘Mira, ese brazo es mi hija. Falleció hace tres días. La quiero sacar y darle una sepultura digna’. Fueron tantas cosas como esas que ocurrieron en Haití que fueron muy difíciles. Ha habido muchas, en México me ha pasado de todo, en Perú, Venezuela.

Ahora, aquí en Ucrania, ver el dolor de la gente por esta guerra, ver familias separadas... como un padre que tuvo que tomar la decisión de separarse de su familia porque pasó un misil volando por encima del edificio residencial donde vivían y dijo: ‘Tengo que sacar a mi familia de aquí’, y la llevó Cracovia (Polonia), porque ya la situación no era segura para ellos.

Es un reflejo de todo lo que han pasado miles de familias. La mamá y los hijos se van y los papás se quedan en la guerra a tratar de defender Ucrania; muchos papás han muerto, entonces ya hay familias incompletas.

Cuando te dicen que vas a una cobertura como esta, ¿qué es lo primero que piensas?

RR: Como periodista uno siempre quiere reportar la verdad y ha sido crucial el papel que hemos desempeñado los periodistas, porque había mucha desinformación, sobre todo del Gobierno de Rusia, que negaba muchas de las cosas que estaban pasando.

En dos ciudades, en los suburbios de Kiev, la capital, los rusos habían tratado de esconder las atrocidades que su Ejército cometió: La masacre de civiles, niños asesinados, mujeres violadas, casas saqueadas y entonces el Gobierno de Ucrania dio a conocer lo que estaba pasando y el Kremlin dijo que era propaganda del Gobierno de Ucrania, pero nosotros pudimos ir para allá. Un equipo de CNN pudo ir y constatar lo que decía el Gobierno de Ucrania y esa es la función del periodista: Encontrar la verdad y decirle al mundo lo que está pasando. Son cosas que nosotros vimos y podemos reportar de eso porque tenemos la información de primera mano, no lo que dicen los gobiernos.

Eso es lo que piensas como periodista, pero como persona ¿qué piensas en momentos como estos?

RR: Siempre es difícil y uno trata… entiendo que parte de mi trabajo es tomar riesgos, pero esos riesgos son calculados, no me voy a poner enfrente de un tanque de guerra nomás porque sí.

Fue un poco difícil también para mi familia. Tengo un hijo de 10 años que entiende muchas cosas, que por hacer lo que hago se interesa en lo que está pasando y cuando le dije que venía a Ucrania me dijo: ‘Papá es un país en guerra’. ‘Sí, pero tengo que decirle al mundo qué es lo que está pasando ahí, te prometo que me voy a cuidar’; y esa es la parte que es fuerte.

El Imparcial: imagen de artículo

¿Tienen condiciones de seguridad en ese lugar?

RR: Es un país en guerra. Realmente no, pero tenemos conocimiento del terreno y sabemos dónde está el fragor de la batalla y dónde no.

Donde me encuentro ahora, en Kie,v nos llevamos un gran susto porque hubo un bombardeo. Los ucranianos dicen que derribaron dos misiles que venían hacia acá, pero no es el mismo nivel e intensidad que otras ciudades donde los combates son sin cesar, sin cuartel, donde hay bombardeos en todo momento.

Lo que sí nos toca escuchar son las alarmas por ataque aéreo, es cosa de todos los días, la primera vez que uno lo escucha la verdad es que sí te preocupas.

Después, y al igual que la población, uno se acostumbra, pero uno trata de seguir adelante y que eso no te doblegue o paralice, porque tenemos una misión y un trabajo que tenemos que hacer.

¿Qué ha sido lo más impactante que te ha tocado ver en Ucrania?

RR: Hemos visto muchas cosas horribles, pero honestamente con lo que me quedo es el espíritu de unidad nacional que han tenido los ucranianos, el espíritu desafiante de decir ‘esta es nuestra patria y no vamos a permitir que nadie nos la quite’.

Ese tipo de sentimientos son muy fuertes, la unidad nacional. Los rusos ya no están en Kiev, están enfocados en el Este, ha cambiado mucho la dinámica de esta invasión.

Mi trabajo a veces me lleva a otras partes: París, Turquía, Este de Europa… siempre para mí es la verdad, escribir la verdad y reportarla tal cual. A veces es muy difícil, como en este caso, pero es la misión que uno tiene y es lo que me gusta hacer.

Tengo más de 30 años como periodista y he sido muy afortunado y privilegiado por estar en esta carrera, he podido conocer el mundo, entrevistar presidentes.

Es una frase muy trillada, pero en mi caso es cierta: He sido testigo de la historia. Es un ejercicio que no tomo a la ligera y me siento muy agradecido y muy bendecido por eso.

¿Cuál es la cobertura que más te ha marcado, la que te deja mayores recuerdos?

RR: Hay coberturas que me han impactado a nivel personal, mucho, ya no tanto como periodista sino como ser humano: Una tiene que ver con el robo de bebés en Chile. Hubo toda una conspiración en los años 70, 80, en la que robaban a bebés para venderlos a agencias de adopción y esos bebés terminaban en países europeos y Estados Unidos. Esos bebés ahora son adultos que están buscando la verdad sobre su pasado, me ha tocado ver encuentros de sus familias.

Otra que me ha marcado a nivel personal es sobre el tráfico de personas en México. Me tocó conocer y estar muy de cerca con muchas víctimas; algunas de ellas son mis amigas ahora.

Es un fenómeno que cuando empecé a investigar pensé que eran casos aislados, casos raros, pero ni son aislados ni son raros: Hay una epidemia de tráfico de personas con fines de explotación sexual, laboral, y otros; entonces, son dramas de la naturaleza humana que nos hablan de lo peor que puede ser un ser humano y también de lo mejor.

Me ha dado mucho orgullo ver que muchas de esas víctimas se han ido recuperando.

Al momento de hacer tu trabajo, ¿qué es lo que te deja más satisfacción?

RR: Poder contar la verdad tal cual es. Eres experto casi en nada, pero conoces casi todo. Todos los días es algo diferente, todos los días es algo nuevo: Lo mismo entrevistas a un Presidente que a una persona que vive en la calle, le das el mismo trato y te das cuenta que todos tienen la misma dignidad.

Contaba la historia de ese padre y uno a veces tiene que dejar de lado las cifras, los muertos, ir con la gente, platicar con ellos y preguntarles cómo están, qué está pasando con ellos, y precisamente por hacer eso descubrí la historia de este padre, refleja exactamente lo que está pasando con la gente.

Es el mejor oficio del mundo para mí, ser periodista. eres experto casi en nada, pero conoces casi todo. todos los días es algo diferente, todos los días es algo nuevo: lo mismo entrevistas a un presidente que a una persona que vive en la calle, le das el mismo trato y te das cuenta que todos tienen la misma dignidad”.  

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