Esfuman sueños de superación a niños y jóvenes indígenas
Las carenncias con que viven en sus comunidades obliga a la gran mayoría a dejar sus estudios.

NAVOJOA, Sonora.- El sueño de Karen Valenzuela, una joven de 25 años de edad originaria de la comunidad indígena Mayo, "El Sapo", en Huatabampo, era convertirse en maestra, pero la realidad que se vive en su localidad la hizo despertar de "golpe" y abandonó sus estudios para ponerse a trabajar.
"Tuve que dejar mis estudios cuando estaba en cuarto semestre de la preparatoria", manifestó, "vengo de una familia de siete hermanos y por la crisis tuve que ponerme a trabajar".
En su adolescencia la necesidad la obligó a dejar los libros y tomar las herramientas para irse a los campos agrícolas a ganarse el sustento diario, recordó.
"Estuve trabajando en empaques de calabazas y en la cosecha en el campo", agregó, "es difícil porque pudiendo estudiar tenemos que agarrar las cubetas para irnos al campo en lugar de seguir estudiando para tener un mejor nivel de vida".
Es difícil lograr los sueños, lamentó, pues el hambre y la obligación de aportar dinero para el sustento del hogar es una carga pesada.
"Todos tenemos un sueño de ser algo en la vida, yo ahora tengo a mis bebés y en el tiempo que ha pasado, mis hijos tuvieran mejor vida si yo hubiera estudiado, pero por falta de dinero no pude seguir", expresó.
DESERTAN MUY TEMPRANO
La misma situación de Karen la viven el 60% de los infantes nativos, pues abandonan sus estudios de primaria, y sólo 0.5% logran entrar a la universidad, aseveró José Luis Germán Espinoza, dirigente del Movimiento por la Inclusión Indígena de Sonora.
"La deserción empieza a darse desde el segundo año de primaria y en tercero es muy notable", añadió, "en la primaria influye mucho la formación cultural que los niños llevan de sus familias y se encuentran en una institución que culturalmente les ofrece otra forma de vida, yo lo llamo choque cultural".
El ex delegado de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) reconoció que el problema es alarmante ya que del 40% de estudiantes indígenas que logran entrar a la secundaria, sólo 20% la termina.
"Y de los que entran a preparatoria únicamente el 10% finaliza", agregó, "a la universidad sólo llega el 0.5%".
Aunque la deserción escolar se presenta en todas las etnias de Sonora, precisó que en las tribus Mayo y Guarijío es más frecuente.
En el caso de Navojoa, de acuerdo al Plan de Desarrollo Municipal 2019-2021, siete de cada 100 niños, de entre 6 y 14 años de edad, no saben leer ni escribir.
NUNCA ES TARDE
"Para estudiar y prepararse nunca es tarde", es la frase que motivó a Julio Jusacamea Mendoza, quien decidió aprender a leer y a escribir a los 65 años de edad.
"No estudié porque mi mamá era mamá y papá a la vez y tuvimos que ayudarla a trabajar mi hermano y yo", relató, "éramos dos hombres nomás y las demás mujeres".
Recordó que en su niñez tenía la inquietud de superarse, pero ni siquiera terminó la primaria.
"Siempre quise aprender a leer y a escribir y hasta hoy lo logré gracias a los maestros del ISEA", expresó, "nunca es tarde para aprender".

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